El Asesinato de Pablo Matus

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6 de Abril, 2023:

El día que lo iban a matar, Pablo Matus se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar la micro D17 que lo llevaría al Colegio Pedro de Valdivia.

Cómo la micro nunca pasó, después esperar de 2 horas decidió caminar a pata hacia el colegio.

Recordó el sueño que tuvo la noche anterior:

Había creado la prueba de límites más compleja del mundo. Tan compleja, que ni él había sido capaz de resolver.

Debido a eso, el centro de padres lo mandó a juicio. Fue directamente a la cárcel, sin pasar por la salida, ni cobrar
£200.

Ahí lo amarraron y lo amordazaron.
Sí.
Así se había sentido los últimos 4 años.
No había podido hacer nada.
Había visto la corrupción del cpdv.
La falta de compromiso.
De preocupación.
E hipocresía.

Pablo Matus tuvo mucho que reflexionar esa mañana.
Se sentía un espía.
Un espectador.

Pero esa mañana se sentía distinto.
Se sentía con energía.
Confianza.
Con ganas de hacer un cambio.
Se sentía, libre.

Pablo Matus como de costumbre había vuelto a llegar tarde, para lo que sería su último día laboral en el colegio Pedro de Valdivia de Peñalolén. Subió por las escaleras de la rotonda hasta llegar al tercer piso. Con una mirada decidida, abrió bruscamente la puerta de la oficina del Director Sergio Sánchez. Pero para su decepción, estaba completamente vacía. Se lamentó que no haya podido decir las verdades a la cara de una manera épica como en las películas y dejo un sobre amarillo sobre el escritorio, antes de salir de la oficina.

- Llegas tarde- dijo el profesor Vitoco sonriendo, desde el otro lado del pasillo.

Matus le devolvió la sonrisa, aunque en el fondo, su mente estaba en otro lado.

Recordó sus primeros días como docente del Cpdv, era un lugar agradable y estaba pintado de colores más bonitos.

Curiosamente, desde el cambio de color, todo había empeorado.

No entendía nada, a pesar de ser testigo de primera mano, no sabía las razones ni el porqué todos eran tan falsos.

Su mente recordó entonces una frase de su antiguo colega y amigo Tomás:

"Las personas son una ecuación en constante evolución; sus acciones son los términos en busca de equilibrio."

Ojalá pudiera volver a esos días de ingenuidad y felicidad, pensó.

Entró a la sala de profesores, para buscar su sombrero que había olvidado el día anterior, pero no estaba por ningún lado.
Le preguntó a Katherine Espinoza, la única profesora que estaba ahí, pero le respondió con voz cortante: "no tengo ni idea weon"

Se lo habían robado.
Decidió darlo por perdido y siguió su camino.

Finalmente llegó al gimnasio a las 10:01, donde se iba a hacer una charla junto a los apoderados. El lugar estaba completamente lleno, para variar, algo lamentable porque sabía que nadie le habría guardado un puesto.

¿Puesto?

Pablo Matus recordó lo que había venido a hacer.
Ya no era un simple espectador, ahora iba a ser protagonista de su propia redención.
Con un aire de determinación intento abrir las puertas, pero le fue imposible.
Las puertas de vidrio parecían otra vez cerradas. Como de costumbre.

Se resignó a maldecir a los encargados del gimnasio y entrar por los ventanales del costado del escenario.

Al entrar notó que los alumnos estaban organizados de una manera muy extraña.
Los estudiantes de las graderías estaban en orden horizontal dependiendo de su generación, En lo más altos estaban los de cuarto medio, luego los terceros, luego séptimo, de ahí segundo, octavo y en lo más bajo primero.
Y en la cancha central, estaban todos los apoderados y algunos profesores, sentados en sillas

Sub Directora Académica CpdvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora