01. failed coronation

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 Capítulo uno: Coronación fallida.

EL REINO DE ARGARD SE PREPARABA PARA EL GRAN DÍA

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EL REINO DE ARGARD SE PREPARABA PARA EL GRAN DÍA . Los cielos del pueblo de estrella eran bañados por tonos cálidos y brillantes que daban entrada al deslumbrante sol que se posaba en sus montañas y daba brillo a sus aguas cristalinas. Era un paraíso, un cielo divino. Hoy daría inicio a la coronación del nuevo rey, marcando así el comienzo de una nueva era para Asgard. Ya no se trataba de Odin, el Padre de todo, quien ostentaba la corona, sino que esta sería cedida a la cabellera rubia de su hijo mayor, Thor, el Dios del trueno, un hábil y fuerte guerrero. Portaba la legítima arma de Dios, Mjolnir, un arma forjada en el corazón de una estrella moribunda que se encontraba en algún punto del gran infinito espacio, un arma de un guerrero.

Más allá del pueblo y la gente, subiendo hacia el majestuoso palacio de la familia real, en una de las tantas alcobas se encontró la bella princesa. Ya no era una niña pequeña y pálida, sino una jovencita de una belleza innegable y un corazón ardiente.

Las sábanas finas envolvían su cuerpo, y la gran cama en la que descansaba era tan cómoda que el sueño no tardaba en llegar. Su pecho subía y bajaba al ritmo de su tranquila respiración, con algunos mechones dorados esparcidos por su rostro. La imagen era digna de una fotografía, pero lamentablemente, el sueño tendría que acabar debido a unos toques en las grandes puertas de su alcoba, que la despertaron y provocaron un gruñido de quejas. Aun así, no se dignó ni siquiera a abrir los ojos, tratando de volver a su sueño.

—Lady Aila, recuerda estar lista para la coronación—la voz de una de las damas de su madre se filtró por la puerta. Ella se removió entre las sábanas, deseando quedarse ahí para siempre.

—En un momento—alzó la voz, levantando la cabeza de las almohadas y fijándose en la sombra que se filtraba detrás de la puerta.

Después de asegurarse de que la mujer se había ido detrás de la puerta, volvió a hundirse en la suavidad de sus almohadas, ignorando el compromiso al que tenía que asistir.

Sin embargo, otros dos toques la hicieron soltar un bufido que fue amortiguado por una almohada. Tomó las finas sábanas y las pasó por su cabeza, escondiéndose en la suave tela. Tal vez si se hacía la dormida, dejarían de molestarla.

Su gran plan fue frustrado cuando las puertas se abrieron de par en par de manera estruendosa. Distintas mujeres con largas túnicas que deslumbraban en colores distintos, y uno que otro accesorio bañado en oro, entraron a la alcoba de la princesa, siendo encabezadas por la reina Frigga. La joven rubia ni se inmutó, eso solía hacer su madre. Escuchaba murmullos y pasos moviéndose por todas partes.

—Hora de despertar, Aila, o llegarás tarde, y nadie quiere eso—la dulzura de su voz combinaba con la firmeza de su orden.

La reina no vio ni un movimiento por parte de su hija, quien seguía escondida entre las sábanas. Soltó un suspiro y se acercó al borde de la cama, tomando el borde de las sábanas que la cubrían, jalando con fuerza para quitarlas de encima de su hija. Los rayos del sol golpearon el cuerpo pálido que descansaba ahí, y la joven respondió con quejas y bufidos.

The Little Goddess | MARVELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora