Capítulo siete: Digno contra manipulador.
EL MOVIMIENTO DE LAS RUEDAS DE CAUCHO contra la superficie arenosa del desierto removía el estómago de la princesa, hizo una mueca al sentir nuevamente martillazos en contra su cabeza, llevo su mano a su cien, masajeando la zona, quizás así disminuía el constante martirio en que estaba siendo sometida.
No debió siquiera considerar levantarse de la cama esa mañana, quizás así le hubiera ahorrado algunas molestias.
Sus párpados pesaban, amenazando con ceder al agotamiento que había consumido su cuerpo y mente después de aquella improvisada batalla. Al sentir como sus ojos se cerraban, y su cuerpo dejaban de responder, las alarmas en su cabeza sonaron escandalosamente. Brinco en su lugar, el sueño se había disipado de sus párpados repentinamente, miró a su alrededor con el pecho acelerado, casi suelta un suspiro de alivio al darse cuenta que nadie había notado el pequeño instante que su cuerpo sucumbió al cansancio.
Ni siquiera Erik, quien no había dejado de hostigar con preguntas haciendo notar el nivel de preocupación por la rubia. No la malinterpreten, agradecía de corazón la preocupación sobre su bienestar, solo que no era el momento para que aquello interfiera con el objetivo principal de la misión en la que se habían embarcado.
Pudo cubrir con mentiras piadosas lo realmente mal que se sentía al ser interrogada por los demás, se negaba a sí misma revelarles la verdadera montaña rusa por la cual había experimentado sensaciones poco agradables.
Sus orbes verdes se perdían en las casi invisibles líneas de las palmas de sus manos, sus ojos paseaban una y otra vez por poco memorizando el patrón que bañaba su piel algo áspera, tratando de encontrar algo distinto en ellas, algo que pudiera responder a los miles de dudas y nuevas inseguridades que habían surgido en aquel local.
Una mano un poco más robusta y varonil se coló en su campo visual, entrelazó sus dedos regalándole un suave apretón. Supe de inmediato de quién era el dueño, no sabía por qué aquel simple gesto inocente logró ahuyentar las dudas e inseguridad reemplazándolas por una rara pero agradable sensación que se alojó en su pecho.
Una sonrisa agradecida se extendió por su rostro sin mirar a Erik, recostó su cabeza en el hombro del muchacho, para lograr callar la vocecilla en su cabeza que le gritaba que algo peor se avecinaba, un escalofrío subió por su columna vertebral, se removió en su lugar incómoda.
Luego de un rato el movimiento de la camioneta se detuvo en el lugar donde el Bifrost había caído la primera vez.
Al salir del vehículo el sol golpeó directo a sus ojos, lastimándose por la repentina luz. Todos se reunieron en aquel símbolo característico de puente que viajaba entre las galaxias. Thor gritó el nombre de Heimdall, los segundos transcurrieron, pero el puente no se manifestó, volvió a gritar su nombre, pero el guardián no contestaba a la llamada.
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The Little Goddess | MARVEL
FanficNacio de la luz, encerrada en una familia fragmentada desde los cimientos donde esas grietas eran disfrazadas por una fachada que imponía respeto y todo aquel quedaba deslumbrado al observar. Esa pequeña e inocente princesa que crecido en un mundo d...