Nacio de la luz, encerrada en una familia fragmentada desde los cimientos donde esas grietas eran disfrazadas por una fachada que imponía respeto y todo aquel quedaba deslumbrado al observar. Esa pequeña e inocente princesa que crecido en un mundo d...
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¿Te gustan las historias? Te contare una.Toma asiento y escucha con atención, o mas bien lee. Esto paso hace bastante tiempo que no sabría decirte, pero cuidado, esta historia aún se sigue escribiendo.
Había una vez...
Un reino. Un palacio esculpido en oro. La dinastía de reyes que había liberado las tierras de los mundos que hoy proclaman como su reino salvador y protector. Una tierra sagrada que estaba inscrita en tinta en los antiguos libros de mitos que alguna vez creímos irreales. Mundos más allá de las estrellas eran abrazados por la oscuridad e infinitud del espacio, un camino inexistente. Solo la gran luz del Puente del Bifrost te llevaría a esas tierras de oro a través de un ardiente arcoíris.
Odin el último rey en sentarse en el trono al frente de los nueve mundos, un gran guerrero que lucho las mas grandes batallas que dejaban sangre y lágrimas derramadas por su camino de destrucción. Pero llega el día de todo hombre donde la guerra y la batalla ya fueron suficiente, las manos de Odin siempre estarán manchadas de la sangre de sus enemigos. Aún así glorioso por las tierras que hoy le pertenecen. Al fin el guerreo con derecho al trono toma su lugar junto a su amada reina, juntos dan frutos de la siguiente generación de dioses.
Thor Odinson. Aquel niño con dorados cabellos, con un espíritu feroz y guerrero, nació para la guerra. Entrenado para dar las más formidables batallas y defender a su pueblo. Educado con benevolencia para guiar a todo un reino cuando la corona se pose sobre su bendita cabeza. Destinado a convertirse en un completo ser de los cielos, proclamándose el Dios del Trueno.
Loki Odinson. Aquel niño con cabellos azabache y ojos hipnotizantes, quien era un ser astuto y calculador. Preferiría tener la mente dentro de un libro a que portar una espada manchada de sangre. Sin importar lo que hiciera nunca podría ser el rey de nada aunque lo merezca... Aún que sea su derecho porque no todos estamos destinados a convertimos en la persona que deseamos ser. Así nació el mentiroso más audaz y descarado, sin pena y completo orgullo te presento al Dios de las Mentiras.
Aila Odinsdottir. La pequeña princesa de Odin, con unos rasgos delicados esculpidos por los seres más delicados y benditos. Aquella niña con una piel pálida, y mejillas tan rosadas como una delicada flor de primavera. Con una personalidad fuerte y obstinada, con una espíritu salvaje y libre. Estaba destinada a ser la protectora de Asgard. Sanación, protección, luz, eran la palabras que podían describir aquel gran don que le regalo el cielo que algún día manejaría con sus propias manos. La Diosa de la Vida como la llamaban en aquellos pergaminos de hace siglos y siglos atrás. Un ser tan misterioso, poco se sabia de su gran alcance, nadie conocía con certeza que era... Hasta donde podía llegar.
En este punto nuestra pequeña guerrera tendrá que aprender a tomar su lugar en el mundo, alzar la voz y convertirse a lo que esta destinada. Porque su poder era parte del equilibrio del universo, tendrá que aprender a manejarlo antes que se demasiado tarde...
