Nacio de la luz, encerrada en una familia fragmentada desde los cimientos donde esas grietas eran disfrazadas por una fachada que imponía respeto y todo aquel quedaba deslumbrado al observar. Esa pequeña e inocente princesa que crecido en un mundo d...
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SU HERMANO EXILIADO, PERDIDO EN UNO DE LOS NUEVE REINOS,sin poder, sin su martillo, sólo él. Los gigantes a la espera de un nueva oportunidad para acabar con Asgard y su pueblo. El reino estaba un tanto de cabeza y Odin no daría su brazo a torcer. No le quedó de otra a la princesa que tragarse su orgullo y esperar a que se podía hacer.
En una de las tantas alcobas del palacio, bañada del color dorado junto a cinco asientos dignos de los mejore guerreros que poseía Asgard; los cuatro guerreros y lady Sif, junto a Aila y Loki contemplaban los recientes acontecimientos a la sombra de una fogata ardiente delante de sus ojos.
Nadie se había atrevido a decir ni una palabra respecto a lo ocurrido, todo están lo suficiente aturdidos como para perderse en sus propios pensamientos.
—No debimos dejarlo ir—habló Volstagg, rompiendo el pesado silenció de la sala.
Los ojos verdosos de la princesa se perdían en las brasas ardientes del fuego, parecía como si danzaran en el aire, al son de una melodía inexistente. Veía como el fuego se liberaba con total libertad en sí, hacia giros y formas por si sola, ella solo deseaba que llegara el día que se sienta como un fuego ardiente danzando al compás de su propio camino.
Algún día mi pequeña.
¿En serio era algo tan insignificante como para servir solo de esposa?, las palabras de su padre se grabaron con tinta en su cabeza, le daba vuelta una y otra vez. Podía sentir su corazón encogerse del dolor que le había ocacionado por aquella daga de palabras mordaces y crueles que su padre no tuvo ni un pizca de arrepentimiento al soltar así nada más.
Loki no le quitaba de encima los ojos a su hermana, la conocía lo suficiente para saber que se estaba martillando la cabeza por las palabras de Odin.
—No había forma—le contestó Sif de forma calmada. Eso la devolvió a la realidad.
Cierto, Thor tampoco estaba, seguia sin procesar esa parte.
—Solo lo desterraron, no está muerto—se metió Frandal—Así es como estaríamos si no le hubieran dicho a Odin a dónde fuimos.
Aila odiaba que tenía razón, pero sin así su hermano estaba en alguna parte de la tierra sin entender un tercio de su mundo. Desvió la mirada del ardor del fuego hacia Volstagg, el de ojos rasgados le aplicaba algo en el brazo que fue herido por el gigante. La herida que incluso te podían provocar con solo un tacto. Podía sentir la culpa carcomiendole el pecho por no haber podido ayudarlo en el campo de batalla.
Pequeña no lo escuchés, envenara tu cabeza.
Irónico, ella con un roce podía lograr cerrar una pequeña herida y ellos podía cogelarte parte por parte de manera dolorosa.