Capítulo 11: Inicio de un plan perfecto

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Al amanecer, La conejita despierta y hace un ligero estiramiento de brazos y piernas, ya que se había quedado dormida recargada en una roca. Pero en ese momento se da cuenta que falta alguien.

C: ¿Sobble? ¿Estás por aquí?... -Supongo que se despertó antes que yo y se fue por ahí-

Por otro lado, Lucario también se despierta, pero con un extraño presentimiento. Por alguna razón tenía a Sobble en su mente y lo que pasó con Zoroark hace unas horas.

L: -No entiendo por qué siento que Sobble está en peligro... tengo que buscar a Cinderace-

Lucario empieza a buscar secretamente a su amada para no levantar sospechas con los demás pokémon, y al encontrarla la ve sola... no estaba Sobble a la vista.

L: Cinderace, ¿sabes dónde está ese pequeño llorón?

C: ¿Sobble? No lo sé, supongo que ha de estar por ahí, no estaba conmigo cuando desperté. Pero... Te noto un poco inquieto, ¿está todo bien?

L: No lo sé, tengo el presentimiento de que algo le pasó.

C: ¿Pero qué le podría pasar aquí? Estamos en casa, es muy seguro este lugar.

L: Yo no estaría seguro de eso, cualquier cosa puede pasar, como aquella vez del pozo.

C: Buen punto, pero aun así no tiene sentido. Hay muchos pokémon aquí, de seguro alguno debió verlo por ahí.

L: -Será buena idea contarle que vino Zoroark a cuestionarme sobre Sobble?-

Ambos se pusieron a buscar al pequeñín por todos lados, incluso pasaron junto a una ventana que daba vista al interior del laboratorio, justo donde el profesor Cerise llevaría a cabo el experimento sobre la evolución rápida de los pokémon. Al pasar por ahí, Lucario ignoró completamente lo que estaba pasando ahí dentro, pero un destello llamó la atención de Cinderace y pudo escuchar algo, así que se quedó observando a través de la ventana.

P.C: ¡Ah! Creo que el experimento ha sido un éxito. Ha evolucionado este pokémon. [tono de emoción] Este es un descubrimiento importante, pero para hacerlo oficial, necesito asegurarme de que no haya fallas o efectos secundarios. Lo siento amigo, pero tendrás que quedarte un rato aquí para examinarte detalladamente.

Cinderace recuerda lo que platicó con Sobble la noche anterior y le entra una ligera inquietud, ya que no podía ver de qué pokémon se trataba porque el profesor cubría esa vista. Pero no se quedó mucho tiempo ahí, ya que Lucario la llamó para que siguieran buscando.

Después de buscar por un buen rato, Lucario y Cinderace se rinden y deciden preguntar a los demos pokémon si lo han visto, pero en ese momento ambos quedaron sorprendidos tras ver al pokémon que se les puso en frente de ellos.

¿?: Hola rojita.

C: N-no, no puede ser. ¿Sobble?

L: ¿Cómo es eso posible?

*Momentos antes*

Zo: Bien, aquí está, tal como lo pediste. [deja caer a Sobble]

B: Buen trabajo. Hola pequeñín, me llamo Braixen y te mandé traer aquí para un bien común.

S: ¿Ah? [confundido]

B: Parece que no entiendes lo que te digo, da igual, mejor para mí.

Braixen lleva a Sobble a una cueva secreta, donde lo encerraría en una jaula y lo dejaría en lo más profundo de este lugar, tapando la entrada con hojas de árboles y rocas. Terminando ese proceso, alguien aparece por detrás.

𝓝𝓾𝓮𝓼𝓽𝓻𝓸 𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora