He tomado este diario como mi último acceso. Como una evidencia de que alguna vez existí. Sin embargo, ahora mismo estoy al borde de mi muerte, pues un titan comió mi pierna izquierda y no paro de sangrar.
Pero tengo algo que contar, mil veces más...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era de noche en Rose y los soldados de la Legión de Reconocimiento seguían en busqueda del el agujero en la muralla. Por mientras, Levi se encontraba junto a Hange, Armin, Eren y Mikasa. Quienes estaban aterrorizados. Pues sus recuerdos del pasado les impedían pensar en otra cosa que no fuera titanes enormes masticando gente. El recuerdo de su madre siendo tragada por uno, o de perder a su abuelo en una injusta guerra.
— Mire Pastor, si no quiere hablar por las buenas, lo hará por las malas. — le advirtió Hange con un dulce tono de voz. Mientras, jugaba con una piedra del titán de Annie, que había estado observando durante todo el día.
— Por lo tanto llevaremos a mi buen amigo con nosotros para que note como se comen niños, padres y abuelos y se destruyen famílias por su puta culpa. — dijo sonriente y abrazando al pastor, quién estaba preocupado mirando sus esposas.
Leví salió del lugar frustrado, estaba cansado de que siempre sucediese lo mismo. La noticia de que Mike, uno de sus mejores amigos habia muerto en un enfrentamiento brutal contra un titan inteligente, uno declarado como el titan bestia. Otro de los escuadrones élite había Sido destrozado, llevándose a su amiga Nanaba con él. Solo aprovechó un momento de paz y se sentó en las escaleras de la calle, solitario. Pensando en lo cansado que estaba de vivir esa vida de porquería ¿Acaso así sería para siempre? Perder y nunca recibir. ¿Cuando llegará el día en el que su objetivo se cumpla y pueda tener sus más deseados momentos de vida? ¿Podría tener su casa de té en Rose? ¿Tendría dos hijos y una mujer a su lado? ¿No tendrá que preocuparse nunca más por perder a quienes ama?
¿Algún día la muerte dejará de perseguirlo y atocigarlo, hasta el punto de no poder respirar y llorar tanto que pase a sentirse inútil o un imbécil? ¿Algún día encontrará la manera de dejar de perder a quienes ama? ¿Acaso algún día conseguirá ser feliz?
— ¡Hola!
— ¡AAAH! — gritó, al voltearse la vio a ella, la pelirroja riéndose fuertemente mientras aplaudía. Pues ese saludo lo había tomado por sorpresa, creía que estaba completamente solo y que nadie lo veía.
La sonrisa de la pelirroja era verdaderamente hermosa. ¿Había llegado en el momento indicado? Tal vez, pero con su simple estadía, la mente del capitán se alivió. La risa estruendosa y su fuerte presencia alejaba los pensamientos de cualquiera. Pero tan fácilmente no lo admitiría. Pues en su mente todavía cuestionaba cada conducta, palabra o pensamiento de icónica y de leyenda, Misterio.
— ¡Dios santo Capitán! ¡Hubiese visto su propia cara! — gritaba la muchacha, sobando su estómago y mientras tanto se reía estruendosamente. — ¡Voy a orinarme! Debo dejar de reírme. — seguía diciendo las pelirroja entre escandalosas risas para luego terminar tirada en el suelo, a su lado.
— ¿¡Acaso estas imbécil, Amélie!? — le gritó el capitán, mientras ella seguía riendo. — ¿¡Como se te ocurre asustarme así pedazo de mierda!?.
