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Todas las escenas de este capítulo están basadas en la misma noche. Cada vez que aparezca este símbolo (—.) Es porque cambia la perspectiva.
Las fogatas probablemente eran la mejor parte del día para aquellos jóvenes cautivos. Se calentaban las palmas de sus manos con el abrasador fuego que quemaba vivas las maderas. Deshaciéndose también del frío en sus cuerpos. Solían calentar allí la leche y el pan, para cenar. así convivían todos juntos, mientras compartían historia y momentos.
Aquella noche, Jackson no bajó de su habitación. No fue a comer en la fogata y nadie pudo hablar con él ya que no se dejaba comunicar. Kenzie ni siquiera lo intentó nuevamente. Liam solo ignoró su enojo, como siempre lo hacía, centrándose en hablar con los menores. Charlie lo intentó cientos de veces, logrando entrar de a momentos en la habitación, pero salir a los segundos. Sin embargo, Amélie, quién lo intentó cada segundo del día, llegando absolutamente cansada a volver a intentarlo en casa momento que podía y recordaba, no pudo tan siquiera recibir respuesta por su parte, ni una básica, corta o frecuente palabra.
El calor abrasador del fuego en aquella fogata, derretía hielo en los corazones de los prófugos de la corona. Amelie recorría el bosque tanto como la luz de aquella llama le permitía, ya que el mayor, el capitán, no le quitaba la vista de encima a nadie, y no permitía que se alejaran de la luz, dónde no los pudieran ver. Ella pensaba en toda la situación que estaban viviendo en la cabaña de rechinantes maderas. En cómo sus relaciones con su propio escuadrón cambiaban y ya no podía mantener controlada la estabilidad de estás.
Siempre fue alguien controladora, que deseaba mantener el orden y la estabilidad de todo lo que la rodeaba. No porque fuese perfeccionista. Si no para evitar torturarse a si misma con sus problemas. Para poder dormir tranquila por las noches. Para no pensar en ello a casa microsegundo del día. Y eso no recuerda a quién se lo heredó. Estos días, tan cerca de la Legión de Reconocimiento, y sin saber porqué, sus sueños se habían nublado de aquel hombre de cabellera rubia, que muy bien no podía recordar. Alguien de su infancia que se esmeró en hacerla feliz. Pero su rostro se había nublado de sus pensamientos y cuyo nombre parecía inexistente.
— Piensas mucho.
Sintió la joven detrás de ella. La tomó por sorpresa la gravedad de su voz y la masculinidad que sobrellevaba. Y aunque ya conocía sus modos, su lentitud al hablar y su hombría de querer siempre ser serio y correcto con sus palabras, no dejaba de sorprenderla con su cercanía al hablar. Y como en los momentos más necesarios, siempre aparecía.
— ¿Hay algo de malo en pensar tanto?
Dijo la joven, recapacitando sus palabras. El hombre a sus espaldas se acercó lo suficiente a su oído y cuello como para erizar cada vello en el cuerpo de la menor. El capitán puso una de sus manos en el brazo caído de la pelirroja, lo levantó haciendo que ella señalara hacia el bosque que tan cerca tenía.
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Angel De Mi Muerte - Levi Ackerman
AcciónHe tomado este diario como mi último acceso. Como una evidencia de que alguna vez existí. Sin embargo, ahora mismo estoy al borde de mi muerte, pues un titan comió mi pierna izquierda y no paro de sangrar. Pero tengo algo que contar, mil veces más...