🥀capitulo 7🥀

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El dolor se mide de distintas maneras, y los duelos duran tiempos indefinidos. Las personas cumplimos momentos que marcan la diferencia en la vida cotidiana de otros. Aunque no nos conozcamos lo suficiente, aunque no seas lo que más ame, siempre va a doler que alguien ya no esté como antes. Por eso, cuando una persona se tiene que ir, no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos.

No usen a frase "Lo siento mucho". Porque no lo sientes, no de la misma manera, no con el mismo sentimiento. Simplemente no lo vas a sentir nunca. Nunca como yo.

— ¡Ya te he dicho que no! — Gritaba Kenzie saliendo del cuarto donde dormían cada uno. —¡No vuelvas a molestarme Liam! — golpeó la mesa y se sentó al lado de la pelirroja, quien tranquila leía un libro mientras tomaba de su té negro de cada mañana. Ignorando su situación alrededor, la menor trataba de entender de donde sacaban tanta energía todos a semejantes horas de la mañana para poder pelear. — ¡Dile algo Em! — se refirió a Amelie, quién solo suspiró y lentamente sacó su mirada del libro y miró a ambos.

— No voy a decir nada. Me tienen cansada todos con sus estúpidas peleas. — se resignó.

— ¿Ves, Kenzie? —Habló Liam relajado. — no quiere admitirlo, pero me quiere más a mí.— Dijo con su tono de voz de superioridad. Para que la muchacha morena comenzará a gritar aún más.

En la gran sala entró Jackson, quien parecía fastidiado, más que de costumbre. Dejó la leña a un lado de la entrada haciendo ruido. Venía acompañado de dos jóvenes, Jean y Connie, de la tripulación 104. Uno de ellos era calvo, y se apellidaba Springer, como el hombre que solía ir a la taberna. El otro, tenía unos ojos color miel que podían encargarse de manipular a cualquiera. Ambos caminaban cabizbajos y dejaron lo que habían recogido en el mismo lugar que él joven enojado. Sin embargo, el muchacho mayor cerró la puerta de la entrada con fuerza y subió las escaleras para encerrarse en su cuarto, furioso. Por el azote, los tres que comían en la cocina se miraron entre ellos, intrigados.

— Cht. —Le chistó la pelirroja, sumamente intrigada a los dos adolescentes que no sabían qué hacer. Se miraron entre ellos asustados mirando a la mayor.— Ustedes, —dijo señalando a ambos. — vengan aquí. —Les ordenó la pelirroja. Ellos avanzaron hasta su lugar lentamente. — ¿Qué carajo pasó ahora?- les susurró.

— Lo de siempre señorita Amelie. —le comentó el de cabello miel.— El capitán y él se cruzaron. Pero no sabemos qué dijeron, pues nos sacaron fuera, fue algo del establo y su caballo.

— Es lo único que sabemos, y es lo que escuchamos de los gritos. —mencionó el careciente de cabello. Sonriéndole mientras la miraba atento, viéndola como su mayor aspiración.

— Gracias chicos.  —Les dijo con una sonrisa en el rostro, amable. — Ahora llamen a todos sus amiguitos y corten las papas para la comida, así usan su tiempo libre para algo interesante, más que dormír.

Angel De Mi Muerte - Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora