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Abrí mis ojos y pude observar que me encontraba encerrada en cuatro paredes de cemento.

Había un inodoro pegado en una esquina, una manta en el suelo y un lavamanos con espejo.

Me levanté confundida he intenté dar algunos pasos pero la cadena de mi pie no me lo permitió.

Apenas llegaba hasta el inodoro y listo.

¿Tengo que estar aquí?

La puerta se abrió y un hombre entró para sacarme la cadena.

Patee su rostro con fuerza y salí corriendo.
Pasé por un pasillo vacío, sin puertas, ni ventanas para subir la escalera y abrir la puerta con fuerza.

Seguí corriendo al ver lo que parecía ser la salida hasta frenar asustada ante varios hombres que solo se me quedaban viendo con sus armas en mano.

— ¿Dormiste bien? — preguntó Heeseung.

Giré mi rostro a un costado topandome con Heeseung en la sala de estar...

El estaba apoyado en una mesa y en su mano había un vaso que contenía vino.

— ¿Que estás esperando? — volvió a preguntar.

Di torpes pasos por el empujón de sus hombres y me voltee notando como las puertas eran cerradas.

— Desnudate.

Mi piel se erizó y el miedo no tardó en llegar.

Negué con la cabeza y retrocedí ante sus pasos.

— No es una pregunta, es una orden. — contestó Heeseung retirando el cinturón de su pantalón.

Volví a negar para pegar un grito de dolor al sentir su fuerte agarre de mi cabello.

Intenté golpear su estómago pero tomó mi brazo, lo colocó detrás de mi espalda y a la fuerza terminé con la cabeza apoyada en la mesa.

— No seas malo con papi. Fue un año que estuve esperando por verte. — contestó Heeseung bajando el pantalón de Tn.

Mis lágrimas se deslizaban constantemente de mis ojos y mis manos comenzaron a temblar.

— ¿Y estás marcas? — preguntó tomando un mechón de cabello con brusquedad.

Levanté mi cabeza por si agarre y cerré mis ojos con dolor.

— Su-sueltame porfavor!

— ¿¡Son de Sunghoon!? ¿El hizo eso? — gritó agarrando con más fuerza el cabello.

Tomé su mano con brusquedad intentando separarlo pero solo provoqué que tomara mi remera y la rompiera para empezar a desnudarme con desesperación.

Moví mi cuerpo completamente negada a sufrir otra vez esto pero no le importó.

Apretó mi cabeza contra la mesa he introdujo su miembro dando de inmediato estocadas bruscas.

Así es como todo volvía al comienzo.

Tal vez no debería haber existido.

Solo soy un peso en la vida de los demás.

Un objeto sexual para algunos.

Formé un puño con mis manos del dolor he intenté mover mi cuerpo para alejarlo pero era imposible.

Si me movía, Heeseung presionaba mi cabeza.

Podía oír sus asquerosos gemidos resonar en mis oídos al igual que sentía su húmeda lengua pasar por mi cuello hasta el punto de morder con cierta fuerza las marcas que dejó Sunghoon aquella vez.

Mi cabeza no dejaba de dar punzadas por dicha presión y a Heeseung no le importaba, es más, aceleró el ritmo de sus movimientos ignorando el fuerte ruido que daba mi cuerpo contra aquélla mesa de mármol.

Finalmente, se alejó y volvió a tomar mi cabello para obligarme a sentarme en el suelo.

— Si lo haces, te daré comida esta noche. — contestó con una sonrisa.

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Caí al suelo de la habitación con brusquedad y me senté empezando a vestirme torpemente.

Intenté abrochar mi brasier pero tal era el temblor de mis manos que me impedía hacerlo.

Todo mi cuerpo estaba temblando y mi cabeza parecía que en cualquier momento explotaría.

Mi cuello y hombro dolían y las marcas de sus mordidas tenían un fuerte rojizo.

No quiero.

No soy capaz.

ᴀɢᴇɴᴛᴇ ꜱᴇᴄʀᴇᴛᴏ x ᴛɴ 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora