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Por el pasillo de aquella mansión se escuchaba una risa ya conocida por todos. En la segunda planta un pequeño de ojos grandes y brillantes corría como si su vida dependiera de ello, huyendo mientras se carcajeaba con alegría.

—¡Kookie! Apenas y aprendiste a caminar, no corras. —Yoongi no necesitaba hijos, con su sobrino era más que suficiente.

La pareja había tenido que salir a hacer varias diligencias, teniendo que dejar a su travieso cachorro en manos del tío Yoongi. Quien a pesar de que adoraba completamente a su sobrino, este siempre hacía que le dieran pequeños infartos. Como los de ahora.

Jungkook corría, tratando de no ser alcanzado por su tío, quien se puso más pálido de lo que era al ver como se acercaba a las escaleras.

Antes que su piecito dejara de pisar el primer escalón, su cuerpo fue alzado en el aire, viendo como flotaba se volteo, percatándose de que Yoongi lo cargaba.

Los grande y brillantes ojos de Jungkook se cerraron, riendo feliz, abrazándose al cuello del alfa. —¡Yoonie!

—Ay pequeño, harás que me muera. —El mayor suspiro, abrazándose al pequeño en sus brazos, quien lo miro asustado, sintiendo como las pequeñas manos se ponían en sus mejillas.

—No, Yoonie, no te mueras. ¡Yo te quiero mucho! —El pequeño volvió abrazar al mayor.

—No pasa nada pequeño...mejor vamos a comer.

Jungkook era tan inteligente como sus padres. Astuto como su padre alfa y demasiado manipulador como su padre omega. Esos ojitos brillosos hacían que jamás pudieras decirle no o enojarte al ver su linda carita. Siendo el príncipe de la mansión.


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El matrimonio Kim estaba en aquella mesa, con sus hombres detrás, esperando cualquier respuesta, lo que fuera estaban listo, pero si esperaban que el tipo aceptara. Ambos deseaban regresar a casa con su cachorro.

—Es un trato.

Sonrieron. Jin dio un leve aplauso, mirando al hombre. —No te arrepentirás, nuestros negocios son muy serios.

Namjoon miro a su omega, a pesar del tiempo le seguía encantando escuchar como hablaba de la mafia como si fuera de ambos y es que así era. Los dos eran los malditos jefes y el alfa amaba tenerlo a su lado.

Debía admitir que al principio no le convencía el que Jin diera su hermosa sonrisa para conseguir los tratos con gente de afuera o de un territorio que no era suyo.

Todos con quienes se aliaban sabían que Jin era su omega, pero entre aquellos betas y alfas siempre había uno que deseaba pasarse de listo.

El hombre estrecho la mano de Namjoon sobre la mesa, guiándola hacia Jin quien estiraba la propia. Pero la mano del omega y de aquel alfa jamás llegaron a tocarse.

Namjoon tomo la mano de su esposo, sin permitir que fuera tocada, enlazándola a la suya y dando un beso en su dorso mientras miraba al hombre seriamente.

Jin solo podía sonreír bobamente, mentiría si dijera que verlo ser tan celoso no le encantaba.

Ya estando fuera de aquel edificio y en sus territorios, la pareja hizo una parada, teniendo algunas sorpresas para Jungkook.

Estando en los estacionamientos, siendo asegurados por los autos de sus hombres. Namjoon beso a su omega, tomando su mejilla con delicadeza, dándole un beso que no pareciera llevara a más.

Pero decir que sus encuentros habían reducido ahora que eran padres y ambos se encargaban de la mafia no era pretexto para dejar a un lado el calor en su relación. Estando juntos siempre que pudieran.

Subasta [Namjin] OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora