Capítulo 15

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Bailé el pas de deux del Cisne Negro mejor que nunca.

Estaba envuelta de negro de pies a cabeza, con un maquillaje plateado alrededor de los ojos y una corona color Onyx brillando en mi cabello. Pero era más que solo maquillaje y vestuario... cada pluma, cada parte de mi cuerpo, se sintió verdadera.

Me dejé ir. Simplemente dejé que todo se fuera, mis pensamientos, mis emociones, el miedo (¿quién en su sano juicio bailaría tan bien justo después de acabar con la vida de una persona? Tal vez logré ocultar muy bien mi cordura, o, más bien, mi falta de ella). Mi cuerpo conocía los movimientos mejor que nunca y yo, simplemente los dejé fluir. Era al fin libre.

La música aumentó y luego se apagó, Momo susurró "Buen trabajo", mientras me conducía a los bastidores, acompañado de una ovación de pie.

"¡Vuelve ahí y haz una reverencia! Ellos quieren-"comenzó Nayeon, pero no la dejé terminar. Solo me empiné y presioné mis labios contra los de ella.

Una fisión de placer se deslizó a lo largo de mi columna, ante la inhalación sorprendida de la directora y le mordí el labio por los viejos tiempos.

Y luego me alejé, tomando nota de la pequeña sonrisa de Nayeon y deslizándome hacia el centro del escenario para hacer una reverencia.

Ahora solo queda un acto.

Sería el cisne blanco una vez más.

No sabía si estaba lista para volver a eso todavía, mi corazón, ahora, estaba tan lleno de oscuridad que me sentía como si tuviera un agujero negro en el pecho.

Tenía que llegar a mi camerino para cambiarme.

Los bailarines me felicitaron cuando pasé, pero siempre me mantuve concentrada, preparándome, para el lío que seguramente encontraría. ( después de todo, en el camerino había un cuerpo de una persona, que yo misma maté, como si nada)

Pero no hubo desorden.

Bueno, hubo, pero no el tipo de desorden que esperaba. No había sangre y ningún cadáver en la ducha. Solo había pedazos de espejo roto y una mancha de base en mi tocador.

Totalmente desconcertada, comprobé de nuevo, intentando buscar, al menos un rastro del crimen que había cometido. Y sin embargo, nada.

Mierda, no tengo tiempo para esto. Tuve que volver a maquillarme, cambiarme los leotardos e ir a buscar a Nayeon para finalmente poder meterle los dedos, antes de que se levantara el telón para el cuarto acto.

De repente, alguien llamó a mi puerta.

Parpadeo. No me había dado cuenta de que ya me cambié de ropa, estaba toda de blanco, con plumas y diamantes una vez más, pintura blanca decorando las partes altas de su rostro.

Sacudiéndome de nuevo, rápidamente me puse de pie y abrí la puerta, asomando la cabeza por el hueco para ver quién era.

"¡Oye!"

Casi me ahogo con mi saliva.

"¡Estuviste increíble! ¡Sabía que lo estarías!" Sana arrulló, saltando sobre las puntas de sus pies y sonriéndome como si colgara la luna.

No podía entender. No sabía qué estaba pasando... si Sana estaba allí, entonces quién...

"En serio, sé que las cosas se pusieron raras entre nosotras, pero yo-"

Cerré la puerta en su cara.

Miré hacia la puerta. Luego al baño. Luego hacia el espejo roto.

Y luego, miré mi propio estómago.

Las plumas blancas que decoraban mi leotardo estaban manchadas de escarlata, la tela estaba rasgada y pegada a mi piel. Podía sentirlo, ahora que lo estaba buscando, el fragmento de espejo aún dentro de mí, cortando más profundamente cada vez que inhalaba.

Las lágrimas rodaron por mis mejillas, cuando las sequé, con los dedos temblando, apenas respirando.

La única que se interponía en mi camino ahora, era yo misma. Dejaría ir a esa persona. Dejaría que se fuera quien solía ser. Y había una sensación de euforia en esa realización. Una alegría.

No más miedo.

No más timidez.

No más tranquilidad.

Esa chica ya estaba muerta.

Estaba viva.

𝓓𝓮𝓵𝓲𝓻𝓲𝓾𝓶 - Mina (Twice) (Minayeon/Misana fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora