EPISODE 10

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Yibo estaba sentado en el sótano, ya ni siquiera era capaz de perderse en sus pensamientos. Tenía frío, su cuerpo entero estaba adolorido y sabía que ya se había pasado la hora en la que normalmente le llevaban la sopa que era aguada, acuosa e insípida y tenía pedazos misteriosos flotando en ella. Generalmente hacía que se quedara con más hambre que antes. Tampoco habían vuelto a llenar su tazón de agua y él sabía por qué. Nadie se molestaría en alimentar o dar de beber a alguien que iban a matar.

No desperdiciarían su tiempo o sus recursos en alguien que ya no iba a vivir por mucho tiempo.

Se acurrucó contra la pared y puso sus brazos alrededor de sus piernas. Ambos pares de miembros se veían como palos largos y delgados. Estabas muy delgado; lo habían estado matando de hambre antes de matarlo de verdad. Ya no era capaz de sentir algo al mirar las partes de su cuerpo en donde de apoco cada hueso se mostraba en relieves puntiagudos.

Estaba demasiado exhausto y débil para sentir cualquier cosa y el mínimo parpadeo de emoción que lograba tener era de alivio. Estaba aliviado de que por fin iban a matarlo; eso era mejor que ese infierno en vida.

En cuanto a Xiao Zhan: o estaba muerto, o lo había abandonado a su suerte, así la aceptaría con gratitud. Le dolía todo su cuerpo, moría de hambre y sentía que la muerte era una mejor alternativa a esa muerte en vida. Si hubiese podido encontrar una forma de matarse a sí mismo, lo hubiera hecho desde antes, pero eran muy cuidadosos para no darle esa oportunidad. Obviamente querían cada pizca que pudieran obtener.

Ahora estaba acabado, ya no era útil, así que se desharían de él. Lo enterrarían en la parte trasera del edificio junto con todas las otras almas sin suerte de ese lugar.

Escuchó la cerradura de la puerta deslizándose y sin darse cuenta ya se estaba pegando contra la pared. Apretó sus ojos, cerrándolos y bloqueándolos de la horrible luz. Esperó por las manos ásperas y el sonido metálico de cuando lo desataran de la pared para llevarlo a su muerte miserable.

—Dame tu muñeca —era Nie Ming Jue y Yibo ofreció su muñeca esposada. Un momento después, la atadura de metal pesado se deslizó de su mano y aterrizó en el piso de cemento haciendo un fuerte sonido metálico.

—Yibo —una suave voz titubeante le hizo sobresaltarse—. Nie Ming Jue, ve a cerrar la puerta para que pueda ver.

Se escucharon unos pasos en la escalera y la puerta se cerró.

—Yibo... —esta vez la voz estuvo acompañada por una suave y delgada mano posándose sobre su hombro, uno de los únicos lugares que no estaba lastimado por las constantes palizas.

Yibo abrió sus ojos con cuidado encontrándose a sí mismo seguro de vuelta en la oscuridad. Estaba a salvo, siempre y cuando estuviese oscuro. Lentamente volteó hacia la voz y se encontró cara a cara con la persona que había pensado que nunca volvería a ver.

—Xi-Xiao Zhan... —Yibo susurró y levantó la mano para tocar ese rostro que tanto extraño. Pero se detuvo a sí mismo cuando vio lo limpio que estaba el pelinegro y lo sucio que estaba él en comparación. Xiao Zhan tomó la mano que había dejado caer y la presionó contra su propia mejilla sin importarle la suciedad—. ¿Cómo...

—Nie Ming Jue me encontró. No tenía idea de lo que te estaban haciendo. De haber sido así, hubiera vuelto en seguida, pero pensé que sólo seguirías adelante y reclamarías a alguien más y yo sólo sería un recuerdo lejano. No fue mi intención dejarte en esta posición —dijo Xiao Zhan dolido y secando las lagrimas que bañaban su rostro.

—Xiao Zhan de verdad tenemos que movernos. No sé cuándo vendrán los malditos guardias por él. Me gustaría sacarlos a los dos del recinto antes de que eso pase —dijo Nie Ming Jue y Xiao Zhan asintió tragando fuertemente.

Slave Forced 🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora