Fuga

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Aquella mañana ambos se dispusieron a trabajar… bueno, antes de empezar tenían muchas cosas que hacer. Hiyori había ido de visita a la editorial, más específicamente al área presidencial, se encontraba ahí desde temprano, al lado de Isaka, cabe señalar que para tener tiempo a solas el caprichoso presidente había enviado a Asahina en su lugar a la junta de las ocho, el castaño no había podido negarse, por lo que desde entonces Isaka y Hiyo pasaron un tiempo en la oficina presidencial, no solos, claro, porque como era de esperarse gente entraba y salía, caminaba a prisa o corrían por los pasillos llevando y trayendo cosas.
Para cuando Asahina volvió de la sala de juntas después de encerrarse ahí por horas, creyó poder relajarse un poco en su oficina, sin embargo no encontró el lugar nada relajante, observó todo el ajetreo del lugar y ya se imaginaba lo peor, en cuanto cruzó por la puerta observó a ambos, Ryuuichirou y aquella niña probandose un par de trajes grises, hechos a medida, de esos que combinaban a la perfección, prácticamente iban igual vestidos, los dos parecían satisfechos con el resultado, aquella mañana los habían ido a confeccionar y no podían pedir más, estaban contentos.
Ryuuichirou miró llegar al secretario, como era de esperarse, ya sabía que aquel castaño iba a molestarse, pero giró su vista a otro lado sin tomarle demasiada importancia al asunto. En cuanto estuvieron listos decidieron que era el mejor momento para sorprender a todos en la editorial con sus trajes a juego, como padre e hija… o madre, tal vez.
Salieron de aquella oficina muy contentos dejando a Asahina atrás para acomodar el desordenado lugar, sin antes dejarlo replicar, sí, lo dejaron con la palabra en la boca y se fueron tan rápido como si su vida dependiera de aquello.
Comenzaron a recorrer el lugar piso por piso, y en cada lugar al que iban la gente no dejaba de sorprenderse, recibían alagos y elogios por doquier, aquello les llenó de felicidad y orgullo a ambos, pues querían ser reconocidos y vaya que habían conseguido su objetivo.
No se anduvieron por las ramas tampoco, realizaron la correcta supervision del lugar así como se aseguraron de que el trabajo de los empleados estuviera siendo realizado en tiempo y forma, incluso al hablar con los empleados Isaka se sorprendió en más de una ocasión cuando la pequeña Hiyo parecía comprender cómo funcionaba todo en ese lugar, claro que le había mencionado un par de cosas antes, sin embargo creyó equivocamente que ella no le prestaba suficiente atención o que aquello le aburría, así que era de esperarse su sorpresa y la de los empleados cuando de repente hacía una que otra pregunta, daba un corto regaño o hacia alguna observación como:

"¿Estás seguro de que vas a tiempo? Está todo muy retrasado"

"Si el autor no quiere salir a una firma de autógrafos, llévale los libros"

"Te ves muy cansado, ¿porqué no tomas un descanso?"

"Eres un editor, si tu autor está triste ¿no deberías animarlo?"

"¡Estás haciendo el flojo, ponte a trabajar o ésta será tu última semana!"

"¡Me haces perder dinero!"

"Buen trabajo chicos" y

"Sé que puedes hacerlo mejor"

Lo decía con una expresión seria en su pequeña carita, que no daba lugar a burlas, pues ella estaba siendo seria en su trabajo. Los empleados parecían percibir en ella un aura de profesionalismo y de poder, no podían hacerla menos, respondían a ella como si se tratara de su jefe, incluso algunos parecían temer, sobre todo cuando incluso parecía fruncir el seño en desacuerdo con alguna decisión, era como ver al oso gruñón, aunque ella era una chica, las acertadas observaciones al trabajo les recordó también al jefe de japun y el presidente de la compañía parecía satisfecho al final del recorrido, cuando llegaron a la planta baja y no había más por hacer, subieron al ascensor, Hiyo soltó un suspiro, parecía cansada, Ryuuichirou la miró de reojo, la pequeña parecía ahora poder relajarse lejos de la mirada de los empleados, como si se transformará, ahora parecía otra vez, una niña normal.
Isaka meditó un poco aquello, sabía de sobra que tanto Yokozawa como Kirishima estaban comprometidos con su trabajo, no cometían errores, si lo hacían lo solucionaban, pero eran unos profesionales, se preguntó si también ellos cambiaban una vez fuera del trabajo, así como lo había hecho la pequeña, tal vez así era, por eso Hiyori era así.
Mientras hacían el recorrido parecía ser otra persona, pero estando a solas era completamente diferente, le sorprendió un poco, sí, pero... No podía negar que él era igual, aunque no era tan bueno disimulando, pues todos pensaban que era un flojo y que no se preocupaba, pero no era así.
Se dirigieron a la oficina de presidencia una vez más, debían recoger sus cosas para poder marcharse, esperaban que Asahina no estuviera ahí pero, era en vano y lo sabían. Como era de esperarse el lugar estaba perfectamente acomodado, aunque aún quedaban trajes por usar y ropa que se le había hecho a Hiyo.

---salgan de aquí--- ordenó la pequeña a los adultos, Isaka la miró sorprendido y se señaló a sí mismo, no creyendo lo que acababa de oír, nadie lo corría a él, ¡era el presidente!, Asahina sentado en su escritorio también se sorprendio--- ¡si! ¡Los dos! ¡Fuera de aquí! ¡Necesito cambiarme!

Asahina salió del lugar sin rechistar, pero para Isaka eso era nuevo, la pequeña lo dirigió a empujones hasta la puerta, y una vez con el presidente fuera cerró, se escuchó el peculiar sonido del seguro de la puerta y después nada, solo silencio.

El rostro de Asahina indicaba que aquello era tan gracioso que sin duda alguna se burlaría del menor, pero los ojos molestos del azabache se lo impidieron. Estuvieron ahí parados una buena media hora antes de que el  seguro de la puerta fuera retirado, una niña salió de ahí, con su cabello recogido en una coleta, una falda de mezclilla algo corta, una blusa de tirantes y unas gafas de sol adornando su cabeza, llevaba pulseras en ambas manos y en una de ellas sostenía su pequeña bolsa, Hiyori sonrió, se veía muy diferente a  su 'modo de trabajo'.
Isaka sonrió, él entró a la oficina y cerró colocando el seguro, solo que él tardó menos de 5 minutos antes de abrir, se había cambiado también, por una ropa más casual y cómoda y con una sonrisa algo cínica miraron a Asahina.

"dejamos todo en tus manos"
Le dijeron al unísono y se apresuraron a subir al elevador, presionando el botón que los llevaría a la planta baja.

Ya habían pedido permiso a Yokozawa y Kirishima para estar juntos el resto del día. Así que cuando llegaron al piso inferior salieron del edificio, regaron aquellas  plantas del pequeño jardín, y antes de ser alcanzados por el secretario del presidente subieron a un taxi que se los llevó aprisa, hasta el parque de atracciones, la fuga de trabajo fue un éxito y no podían más que celebrarlo con risas y carcajadas, éste era su momento, alejados de todos sus conocidos, comenzaron a llamarse "hija" y "mamá".

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