HALLOWEEN

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31 de octubre de 1981

El balcón de la ventana se estaba poco a poco llenando de hojas color otoño producto del único árbol que tenían frente. Llevaba años ahí y siempre hacía que el señor Parker, su vecino de abajo refunfuñara para limpiar la acera de al frente.

A Remus le gustaba, le daba un toque a la casa y mientras no entraran directamente, estaba bien. Además el árbol hacía que la luz del sol no entrara directamente a la ventana y no necesitaran cerrar las cortinas.

—¿tienes algo para hoy día?—pregunto Remus. Ambos estaban en la cama, despiertos, con las piernas enredadas pero demasiado cómodos como para permitirse abrir los ojos.

—nop—replicó Sirius de la misma manera acurrucándose un poquito más cerca de Remus—podemos quedarnos aquí todo el tiempo que queramos.

—sería lindo. Ignorar todo por un rato al menos.

—un rato no, por siempre—murmuró en el cuello de Remus.—hay que vivir aquí, no salir nunca.

—¿te esconderás debajo de las sábanas si viene alguien malo?

—podría funcionar, servía con mi madre, o al menos servía para Regulus.—Remus lo abrazo un poco más, no le gustaba cuando Sirius hablaba de Walburga repentinamente, sabía que Sirius lo había superado, pero pensar en todo lo que había vivido en esa casa lo hacía sentir mal.

De repente, la puerta de la habitación golpeó la pared y los dos se obligaron a abrir los ojos.

—ahí viene el monstruo—dijo Remus riendo al ver los pequeños y torpes pasitos de su hija. Su hija aún no se acostumbraba y eso que ya se cumplirían dos años.

—Leia, Leia, Leia—dijo Sirius levantándola y subiéndola a la cama.

Cuando Sirius la tuvo en brazos, pequeños mechones de su cabello levitaron como si de repente, un pequeño viento los volara. Ambos se miraron al notar como la pequeña niña no hacía nada más que simplemente mover sus manitos a la vez que los cabellos lo hacían.

—eres mágica, Leia—dijo Sirius ante la sorpresa.

Remus soltó una risa, ambos amaban a Leia, pero Sirius, sirius estaba enamorado de la pequeña, era su vida y mundo entero, Remus no dudaba que pronto los encontraría conspirando quizá contra el señor Parker solo para hacerlo rabiar. Eran uno para el otro.

—¿a donde vas?—pregunto Sirius cuando Remus se empezó a levantar.

—a preparar el desayuno—informó dejando un casto beso en los labios de Sirius y otro en la frente de Leia.

En el momento en que Remus cruzo la puerta. Leia se bajo de la cama y lo siguió sabiendo que se dirigía a la cocina.

—¡vendida!—le grito Sirius desde la habitación y desde la sala se escuchó una risa juguetona de Leia.

✶✶✶

—un ciervo, es halloween, no navidad—dijo Sirius al espejo. James a través de él hizo una mueca pretendiendo estar ofendido.

—¡oh vamos! Es ingenioso y chistoso. ¿Que será Leia, la princesa Leia?

Remus carcajeo junto a él y se asomó por el hombro de Sirius. Ese había sido su disfraz del año pasado.

—para tu información—replicó Sirius—Leia será un hermoso y lindo Dragón.—dio vuelta el espejo para mostrar a su hija jugando, ya vestida con alas de un dragón rojo.

—¿esa es Leia? ¡se ve adorable!—la voz de Lily se escuchó por el espejo y Sirius volvió a darlo vuelta frunciendo el ceño.

—no es adorable, da miedo, ¿verdad Lei?

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