18. ❝La calle de seda.❞

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Capítulo dedicado a:

sinead230

BUSNIBUSNIBUSNI

vibesswithAlice


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Teníamos varias miradas encima,eso hizo que un sentimiento de incomodidad se sumara a todos los que tenía en mi cerebro en ese momento. La repulsión hacia mí madre seguía viva, ardiendo como si de una quemadura en el pecho se tratase. Ni siquiera estaba seguro de llamarla madre, porque nunca se ganó ese nombre ni ese mérito mucho menos después de lo que me hizo a mí y a mi Luke.
Seguía con el enojo carcomiendo cada parte de mí,pero no podía explotar ni dejarme llevar por mis instintos porque debíamos dar primero con el paradero de mi hermano mayor, buscando entre las calles de la cuidad casi desconocida para mí, específicamente en una que era la favorita para los deseos carnales de Aegon.

La calle de la seda tenía un aura que no sabía cómo describir,en realidad no estaba seguro de que pinta tenía, pues en las mañanas parecía pintoresca incluso alegre,no era así, no estaba cerca de ser así. Las mujeres eran obligadas a vivir en ese repulsivo lugar entre lágrimas, pobreza y malos tratos, algunas porque no tenían de otra y las demás porque fueron vendidas allí desde que tenían uso de razón. Verlas me partía el alma,en especial porque sabía que Ross,una de las chicas que más aprecio, pasó por ese infierno debido a su madre,quién también se dedicó a ese cruel trabajo.

Miles de mujeres de todas las edades rondaban esas calles,al igual que miles de hombres buscando apaciguar sus deseos al fornicar con ellas,con el precio de unas cuantas monedas para que ellas pudieran sobrevivir. Fuera o dentro de las casas de placer,eran obligadas a servir a los hombres.

Varias de ellas nos miraban, tratando de analizarnos o quizás pensando en que necesitabamos de sus servicios. Sentía pena por ellas,en realidad por cada persona que se encontraba allí, habían muchos niños solos,muy pequeños,las calles no eran lugares para los niños. Mi corazón se ablandaba un poco más al ver esa cantidad,el reino parecía deteriorado,me dolía pensar que nunca fui un buen príncipe,nunca me dí a la tarea de ayudar a los demás como un buen soberano debía hacerlo.
Muchos de los niños eran hijos de aquellas mujeres las cuales eran nombradas golfas , esperaban pacientemente a sus madres fuera de sus trabajos,o simplemente eran niños abandonados, esperando dolorosamente la hora de su muerte después de ser llamados bastardos.

Miré hacia mí hermano en medio de mis pensamientos,Aemond parecía tener un lío interno y no lo culpaba,me encontraba igual o peor. Ambos teníamos cosas en que pensar, porque teníamos miedo apesar de no aceptarlo. No queríamos perder,no solo la guerra sino también a la persona que amabamos. Ya las habíamos perdido una vez,hace años,pero una nueva oportunidad se nos había presentado para estar con nuestra persona especial. Aemond tenía sus preocupaciones,tenía hijos en que pensar aunque en ese momento yo no hubiera estado enterado, quería su bienestar y el de Helaena sobre todas las cosas. Yo quería el bienestar de mi futuro esposo,el de sus hermanos y sus padres,no podíamos perder ni fallar en nada.

Los verdes no podían ganar, nosotros no podíamos darnos ese lujo,Aegon no podía usurpar la corona, porque un borracho no tenía nada para ser rey. Yo no podía darme el lujo de involucrar a Lucerys en una guerra próxima,ni a él ni a su familia, estaba dispuesto a derramar sangre por el triunfo, incluso si mi vida dependería de ello, estaba más que dispuesto a dar mi vida por su tranquilidad,estaba dispuesto a amar en la guerra.El tiempo podría ser incluso nuestro peor enemigo,los minutos estaban contados para nosotros.

𝘿𝙧𝙖𝙜𝙤𝙣𝙨 𝙜𝙖𝙢𝙚 | 𝘓𝘶𝘤𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora