𝘿𝙧𝙖𝙜𝙤𝙣𝙨 𝙜𝙖𝙢𝙚 | 𝘓𝘶𝘤𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯

Final: ❝Dos corazones en uno.❞

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El final de un juego puede ser realmente enorgullecedor o traumatico aún más cuando no se sabe quien perdió y quien ganó.

El camino en dentro de un juego de guerra entre el amor y el deber era algo realmente largo y agobiador, aún más cuando la sangre de dragón se mezclaba entre esa guerra llena de ansia de poder y codicia.

Vivirlo, fue algo realmente doloroso para el alma de ambos, pero nuestro corazón era de arena y el fuego del dragón solo lo volvió un vidrio inquebrantable, porque ninguno de nosotros corazones de podía romper al fusionarse con el otro.

El final, no era más que otro plano astral, porque cuando nos almas están destinadas a amarse bajo el ardiente hilo de fuego rojo, las vidas y los universos no son más que una poca cosa existencial, el amor de dos jóvenes Targeryen ibas más allá de la vida y la muerte.

El amor que tenía, tuve y tengo por Lucerys Velaryon iba más allá del deber.

Y este, este era el final.

Los sollozos del príncipe Lucerys se podían escuchar por los pasillos de aquél lugar, sus lágrimas llenas de dolor eran derramadas desde hace unas horas atrás cuando el esposo de su madre le dio la peor noticia que pudo haber recibido en sus catorce años de vida. El rey consorte había enviado a sus hombres que le juraron lealtad dentro de las capas doradas para investigar sobre el paradero del príncipe Aeserys, quién había desaparecido por culpa del bando contrario, los que intentaron usurpar la corona de la ahora reina Rhaenyra Targeryen.

El joven castaño tenía una esperanza que desapareció en el momento de enterarse de la noticia, su tía antes le había dicho que lo tenían como rehen, tenía esa pizca de esperanza de que su chico pudiera escapar de ese lugar junto a su hermano, pero todo se desmoronó como migajas, sus planes y sueños se los llevó el mar cuando supo que quién estaba dentro de esos planes ya no estaba con vida.

La reina estaba realmente mal, bajo esa coraza dura estaba sufriendo, como protectora de los siete reinos debía mantenerse fuerte porque miles de vidas dependían de ella y su reinado, pero como madre y hermana, se sentía realmente dolida y triste. Su esposo le había dado la noticia primero, tuvo que sostenerla cuando terminó de decir aquellas palabras que no quería escuchar, inmediatamente pensó en su dulce niño y su reacción, no sería para nada algo bueno mucho menos al verlo tan destrozado cuando su dulce hermana había arribado a Dragonstone con esas terribles noticias.

Como hermana, solo quería llorar hasta cansarse al saber que su pequeño hermano quién nunca se dejó cegar por la irá de los verdes ya no se encontraba ahí, con sus comentarios listos y sus ojos violetas admirando a su niño, ella es sabía que lo amaba, lo supo desde el momento en que los presentó y se dio cuenta el brillo inexplicable en los ojitos de su hermano.

"— Aeserys, él es Lucerys.— Recuerda como se lo dijo con algo de cansancio al pequeño de dos años.

El infante la miró curioso, nunca había estado cerca de un recién nacido y eso le asustaba de sobremanera. A pasos tímidos se acercó al bebé de mejillas gorditas y rojas, se encontraba inquieto y llorando un poco.

— Es un... Bebé.— Dijo el niño mirando como los ojos del pequeño se abrieron.

— Si mi niño, es un bebé.— Sonrió.

Aeserys tomó su manita no sin antes pedirle permiso a Rhaenyra quien asintió. Sintió como el pequeño agarro su dedo y sonrió tímidamente, el bebé dejó de llorar casi al instante.