Relato 11. El hermano mayor.

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NO PLAGIEN, NO RESUBAN Y TAMPOCO TRADUZCAN SI YO NO LO HE AUTORIZADO. -Gracias.

Rated: K+.

Géneros: humor y un poco de romance.

Advertencias: uso de sufijos japoneses. Apto para mayores de 15 años.

Aquella tarde del martes, el clima estaba caluroso con un poco de bochorno por lo que Shinobu Kochō mantenía sus ventanas abiertas para recibir el aire fresco; ella apenas usaba la blusa de su uniforme y sin vergüenza tenía desabotonados, 3 botones

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Aquella tarde del martes, el clima estaba caluroso con un poco de bochorno por lo que Shinobu Kochō mantenía sus ventanas abiertas para recibir el aire fresco; ella apenas usaba la blusa de su uniforme y sin vergüenza tenía desabotonados, 3 botones.

Afuera de su espacio de trabajo, Aoi Kanzaki secó el sudor de sus manos sobre su ropa antes de levantar su temblorosa mano derecha y tocar la puerta del consultorio de Shinobu; al recibir el permiso, ella entró con una cara que reflejaba duda y pena, incluso sus mejillas estaban rojas; y no precisamente por el clima.

—¿Todo en orden? —preguntó Shinobu con curiosidad, dejando de leer el pergamino que tenía en sus manos; prestándole a Aoi toda su atención.

Le pareció extraño verla usando todo su uniforme con este calor, incluso llevaba su bata blanca y el cabello suelto, sin los broches de mariposas.

Muy raro.

—Mmm, yo... Shinobu-sama... disculpe por molestarla, pero quisiera hacerle una pregunta.

—Adelante, hazla.

Sentándose en el banco cercano a Shinobu, Aoi inhaló profundo, como si quisiera darse valor.

Shinobu la miro extrañada; no era normal ver a Aoi tan tímida. Incluso se preguntó si ella se sentiría mal y tendría vergüenza de decirle en qué sentido. Ya alguna vez la chica había llegado a su consultorio (justamente con esa cara y actitud) con una infección vaginal luego de haber caído accidentalmente sobre un charco sucio y por razones de fuerza mayor, no pudo cambiarse bañarse ni cambiarse la ropa hasta que llegó a la finca, o sea, luego de algunas horas de lo sucedido, por estar en un pueblo algo lejano comprando suministros.

¿Habrá pasado algo similar esta vez?

—Es... Inosuke-san...

O tal vez era otra cosa ahora.

Shinobu no perdió detalle en cómo la cara de Aoi enrojecía más luego de decir su nombre.

—Ah, él. ¿Qué pasa? ¿Volvió a robar la comida de los demás? —alzó una ceja con molestia; incluso Shinobu estaba cansada de ver las raciones de comida reducidas por lo glotón que Inosuke podía llegar a ser.

—No... ya arreglé eso —dijo Aoi mirando el piso—. Es que... él...

—Por favor, sólo dilo —pidió impaciente.

Las Crónicas de una Mariposa en el Mar  | 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora