Jonerys

El Rey Mendigo y las Dos Cabezas

294 D.C

Era de día.
La luz del sol traspasaba la ventana en un hilo minúsculo proyectandose en el suelo frío y duro. Jon pasaba sus dedos por la luz mientras oía el tarareo de Daenerys afuera.

Había pasado dos días en los que Viserys lo encerró en esa horrible habitación llena de arañas y polvo. Pero no podía quejarse de nada cuando Daenerys trataba de animarlo desde el otro lado de la puerta.

-Descuida Jon, no falta mucho lo prometo. Le pediré a Viserys que te deje salir.

-No lo hagas -susurró resignado.
-El me odia y si le pides que me trate bien se desquitará contigo.

-No me importa -dijo ella poniendo su pequeña mano sobre la madera apenas controlando las lágrimas.

-No quiero que te lastime. Si debe sacar su odio que sea así -respondió con los dedos temblorosos.

-No es justo. Perdóname Jon, no debí enfrentarlo, si solo me hubiese callado pero..
Su voz se rompió.
-Él dice que cuando crezca seré su esposa, y le daré hijos con sangre de Dragón para volver a Poniente y recuperar el Trono.

-No quiero Jon, no quiero ser su esposa -chilló al otro lado.

Jon guardó silencio. Viserys estaba convencido y enloquecido por venganza. Lo odiaba por ser el heredero legítimo, y de no ser porque la Reina Rhaella logró llevarlos hasta Essos antes del saqueo a Kings Landing y lograr acuerdos de protección en su nombre, él ya lo habría matado.

-Perdoname por no ser mayor y poder protegerte Dany.

-No es tu culpa -sollozo ella. -Es del Ursurpador, de todos los que nos obligaron a huir de nuestro hogar. Ellos mataron a Rhaegar y en su lugar nos entregaron a Viserys.

La niña estaba sobre el suelo recostada sobre la puerta tratando de ver a Jon por el pequeño agujero que sobresalía, pero todo estaba oscuro adentro y apenas oía su voz.

-¿Crees que mi padre era diferente? -dijo de nuevo.

-Sí, Viserys me habla de él a veces, mientras planea lo que haremos. Dice que de no haber sido porque cayó en el Tridente, él sería Rey y el Dragón seguiría gobernando los Siete Reinos. Me dijo que solía ser extraño, pero que todos lo amaban. Le gustaba cantar, y tocaba el arpa. Era gentil y bueno. Igual que tú Jon

Jon sonrió en la oscuridad.
Estaba seguro que su padre y su abuela eran diferentes a lo que las historias decían. Al menos tenía esas palabras de él, pero de quien quería saber era de su madre. Lyanna Stark, la loba del Norte. Jon siempre se preguntaba como era, si tenía más familia en Winterfell, si la familia Stark lo hubieran aceptado de saberlo.

-Me gustaría saber de mi madre, pero él odia solo escuchar sobre ella, o sobre mí.
¿Crees que si supieran que tienen un sobrino me aceptarían en el Norte?

Daenerys contrajo sus cejas con miedo.

-Tal vez si logro escapar de Viserys y conseguir la forma de llegar a ellos, entonces..

-Solo somos niños Jon.

-En el futuro. Algún día creceremos, y podré huir de él. No puede matarme o perdería el apoyo de Pentos. Saldré de aquí y no podrá encontrarme, iré al Norte, al Muro a donde sea.