Hielo y Fuego

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El Barco Stark había tocado puerto en Dragonstone

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El Barco Stark había tocado puerto en Dragonstone. Misandei la dulce asistente de la Reina, recibió al Rey en el Norte y su consejo con total amabilidad, cuidando por supuesto la seguridad de todos y retirando sus armas.

Al subir las escalinatas, Drogon hizo revuelo al pasar cerca de la comitiva provocando que se lanzaran al suelo sorprendidos. El Norteño estaba absorto al ver la majestuosidad de los dragones, que de hecho eran tres. Uno verde, uno dorado, y uno negro. Luego dieron paso a la Sala del Trono..

Nada había salido como Daenerys lo espero. Ese hombre tan pragmático, sombrío, extraño y misterioso, se había negado a arrodillarse y jugarle lealtad. Además de traer una propuesta que desafiaba su juicio.

El primer día se negó a volver a verlo, el segundo pidió consejo a su mano y el tercero, él la encontró.

Había ido al balcón con vista al puerto. Daenerys adoraba ver a sus hijos en el cielo, pero esa tarde. Esa tarde tenía extrañamente la sensación del frío recorriendo su cuerpo, a pesar del sol que iluminaba la Isla, el hielo hacia que su carne se enchinara bajo las telas de la ropa.

-¿Tiene frío Majestad? -dijo Jon acercándose a ella en el costado.

-Soy la Madre de Dragones, Jon Snow. ¿Cómo podría sentir frío?

-Porque tiembla Majestad.

Daenerys se dio cuenta del tintineo de sus manos y sus rodillas. Pronto trató de controlarse pero fue en vano, el temblor siguió y antes de darse cuenta Jon ya estaba detrás de ella.

-No siempre el hielo se derrite ante el fuego.

Los ojos violetas de Daenerys brillaron ante el aliento que barrió sus mejillas.

-Cualquier cosa se derrite ante un Dragón -le respondió.

Jon descendía su vista por el rostro de la Reina, por el recogido de su cabello plateado. No podía evitar pensar en una cascada cuando los rizos descendían por su espalda, era hermosa.

"Lo vi observando su buen corazón"

Davos tenía razón. Su rostro lo delataba por completo, pero que culpa tenía él. Nunca imagino que la última Targaryen fuera la mujer más hermosa que había visto.

-Incluso un Rey

No. No podía flaquear. Por más deseable, por más buena, por más noble que fuera no podía ceder. No dudaba que cualquier hombre cayera de rodillas ante ella, de seguro miles antes lo hicieron.

Pero no él.

Jon se apartó.

-No cuando se es del Norte. Los lobos crecemos en el frío, y sabemos apartarnos del fuego cuando es necesario. Más si significa peligro

-¿Me considera peligrosa Jon Snow?

-¿No lo hace usted? Somos prácticamente extraños

-Ya le dije que podemos ser aliados

Jon vio la esperanza de su pueblo aparecer, así como también sintió su corazón saltar.

-Cuando se arrodille..

*_*_*_*

Winterfell

Daenerys veía las afueras del castillo Stark. Estaba en la punta admirando a sus dothraki montar los caballos y preparar los ejércitos. Hacia una semana que habían llegado y el frío cada vez era más insoportable.

-¿Tienes frío, Dany?

-Es imposible no sentir frío. Me dijiste que helaba pero..-miro hacia las pieles de Jon.
-Deberías conseguir unas pieles norteñas para mí.

-Le pediré a Sansa que te dé unas.

-En ese caso primero moriré, no le agrado a tu hermana.

-No te conoce Dany. Pero cuando lo haga..-se acercó de sorpresa y la levantó hacia él juguetonamente cuando nadie los veía.

Le rodeo la cintura y ella saltó de la risa, beso su cuello suavemente envolviendola con sus propias pieles.

-No podrá resistirse

-Jon ¿qué haces? Nos verán, empezarán a hablar -Se quejó ella pero no se apartó de su abrazo.

-Solo mantengo caliente a mi Reina -beso de nuevo su cuello.

-Jon

-Si prefieres el frío..-dijo apartándose.

-¡No!

-Bueno..es tu deber, Jon Snow -sonrío metiendo su cabeza entre las pieles y su cuello.

-Es tu deber, mi Lobo.

-Es tu deber, mi Lobo

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JonerysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora