Cuento 8

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Terminé mi trago, ¿Ya era el quinto?¿El sexto? Quien sabe.

Caminé al baño tambaleándome, tenía la vista borrosa y una fina capa de sudor me cubría la frente. Me miré en el espejo, solo distinguí mis ojeras más marcadas que nunca y mi pálida piel.

Por atrás una persona que quería salir me pasó a llevar, dándome un leve empujón.

-¡Eh anda con cuidado idiota!- Le grité, empujándolo con ambas manos.

-¡¿Quien te crees pequeño imbécil?!- Me devolvió el grito. Era un hombre mayor que yo.

Lo tomé de la camisa y le di un puñetazo. Él, que era claramente más fuerte, me tiró al suelo del baño y comenzó a pegar puñetazos en mi rostro. Sentí la fría cerámica bajo mi entumecido cuerpo y unas punzadas en mi nariz.

-Ah- Gemí de dolor.

-¡Que eso te enseñe algo inútil!- Se paró y se fue.

Levante mi mano y me la lleve a mi cara, tenia sangre. Con mucho esfuerzo me puse de pie, el mundo daba vueltas.

Me echaron del bar y me largué a mi auto.

Grité mientras golpeaba el volante, las lágrimas no tardaron en salir. Caían por mis mejillas y se mezclaban con la sangre de mi nariz. Me recosté en el asiento de cuero y me limite a llorar cubriéndome el rostro.

Paré de lloriquear, ya era hora. Tenía algo que hacer.

Saqué mi teléfono celular del bolsillo, que de manera impresionante seguía allí.

-¿Jason?¿Dónde estas?-

-Mamá, te amo. Dejé una nota en mi velador..-

-¿Has bebido? Hijo, por el amor de Dios. Dime donde estas y te iré a buscar-

-Mamá yo..tomé para olvidarle, solo que ahora la veo doble. No lo soporto más- Sollocé- Gracias.-

-¡Jason!-

Corté.

Luego de numerosos intentos fallidos logré meter la llave y encender mi auto.

Conduje sin pensar, sin ver, como un borracho. Cosa que tenia sentido ya que estaba muy borracho.

De alguna manera llegué a una carretera, ahí acelere al máximo. Sentí la adrenalina en mi estómago. ¿Pasó 1 minuto, 30 segundos quizá?

Cuando logre ver dos luces que se aproximaban a mi, en ningún momento saque mi pie del acelerador o disminuí la velocidad. Aún ebrio sabia que me había condenado a mi fin.

Observe la luna para distraerme, estaba hermosa. Resplandecía en el cielo, era bella y lejana.

"Casi como Amy"- Pensé.

El alcohol no disminuyó el dolor del impacto. El vidrio se trizó, con una lentitud exasperante el volante colisionó con mi pecho e impidió que el aire entrara.

De un momento al otro el dolor pasó a segundo plano, las luces y los sonidos cesaron y la vi a ella. Movía su boca pero no emitía ningún sonido, agonizante intente decirle algo, quería decirle la amaba.

Pero ya era tarde.

Hola! no creo que alguien siga leyendo esto. De igual manera perdón por no subir nada en tanto tiempo.

Esta parte esta relacionada con un cuento anterior.

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Adiós.


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