Cuento 2

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Una extraña presión en el pecho la invadía, ¿Seria esto la depresión?¿ O quizás algo mas? Como si ya no fuera suficiente su mente le trajo de sus lejanos recuerdos una frase, la frase que justamente solo la podía hacer sentir peor. "No mueres cuando tu corazón para de latir; mueres cuando los latidos no tienen sentido", se sintió horriblemente identificada, su corazón latía por una sola persona, y esa persona.. no estaba con ella

Abrió los ojos y se encontró tirada en la alfombra de su habitación, en momentos como estos el suicidio parecía tentador. Una forma fácil de acabar con todo.

Hoy había sido un día agotador para Alice, trabajo, sesiones de psicólogo -inservibles, según ella-. Pero lejos lo más agotador de todo, fue vivir otro maldito día con los recuerdos de él en su cabeza, marcados a fuego en lo más profundo de su mente, tanto que ni las pastillas ni el alcohol lo lograban sacar o olvidar aunque sea por un momento.

Alice camino por su departamento, era totalmente frío. No parecía su casa, ni la de nadie realmente - él era su casa, oh como necesitaba su amor para iluminar su hogar-. Tomo sus zapatos y un abrigo, hoy volvería tarde pero no es como si alguien le importara ella estaba sola desde hace tiempo.

Ya en su destino Alice saco su billetera y junto con esta sus últimos billetes, depues entro a la botillería.

-Buenas noches, ¿Que desea?-

-Whiskey por favor.-

-¿Botella grande o pequeña?-

-Grande.-

El hombre de la caja levanto las cejas

-Vaya, tome aquí la botella y su vuelto, tenga una buena noche.-

Luego de 30 minutos de exasperante viaje ella llego a su ansiado destino: la playa.

Amaba la playa desde que tenia memoria todo era perfecto ahí y esta vez no era la excepción, estaba sola, tranquila y relajada por primera vez en mucho tiempo.

Pero nada dura para siempre.

Saco de su billetera esa foto y unas cuantas lágrimas se escaparon. Era esa foto, de ese momento, lo recordaba a la perfección.

Él se encontraba a su lado, acostado en la arena de la playa, los colores rojizos del atardecer se desenvolvían en el cielo y una suave brisa alborotaba sus cabellos, era simplemente perfecto, claro que cualquier lugar con lucas al lado se volvía perfecto.

Comenzo a mirarlo tratando de memorizar cada facción, cada mancha, todo. Sus ojos azul cielo en este momento estaban cerrados y casi como si pudiera sentir su mirada sobre él, sonrió.

-Se que soy hermoso pero por favor basta de mirarme, me acosas.- sus ojos azules se conectaron con los de Alice. Él posó su mano en la mejilla de Alice, disminuyó el espacio entre sus cuerpos hasta que se volvió inexistente y luego unieron sus labios en un beso. Ella subió sus manos al pelo de Lucas desordenándolo y tratando de tenerlo aun mas cerca.

Luego de una dosis de amor, fueron al muelle y alli Alice saco su cámara, quizas la cosa material más preciada que tenia, y sacó una foto, totalmente simple, Lucas y ella sonriendo a la cámara, felices, realmente felices. Siempre habia amado la fotografía con una simple foto podias almacenar una historia, un momento de tu vida, grabarlo para siempre en una imagen.

Y el tiempo transcurrió así de rápido, escurriendose por sus dedos.

<"La felicidad es momentanea Ali, seguramente puedes contar con los dedos los momentos en los que haz sido realmente feliz, pero si algo te puedo decir de mi, es que tu estas en todos mis momentos">

Su voz se escuchaba tan cercana como el murmullo de las olas.

Alice abrió la botella de whiskey y saco sus pastillas para dormir de la cartera, era suficiente de todo y de todos.

Se fue así, mirando el mar y al mismo tiempo los ojos de él.

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