La vi caminando hacia mi tan radiante como siempre, una sonrisa se me escapó. Emma hacia esto tan difícil.
Me apoye en mi casillero y ella se puso en frente mio.
-Hola-
-Vamos afuera por favor-
Sentí como me examinaba con la vista, los últimos días he sido la mayor parte del tiempo un maldito con ella y obviamente se había dado cuenta.
Una vez afuera nos sentamos en el pasto, una leve brisa movía su cabello, que a la luz del sol parecía mas claro que de costumbre
-Cam.. ¿Te encuentras bien?-
-No lo se-
Sus ojos se posaron en mi y luego en el pasto, siempre supe que esto la dañaría, pero era lo mejor para ella.
-¿Qué nos esta pasando?-
Su voz rompió el silencio.
-No lo sé-
-Haz estado respondiendo eso a todas mis malditas preguntas todos estos días. Por favor, dime que esta pasando-
Negué con la cabeza.
-Quieres terminar y no sabes como ¿Verdad?..- Me miró fijamente y casi no soporté el peso de sus ahora amargos ojos sobre los mios- ¿Es eso?-
Su voz se fue apagando a medida que avanzaba la frase, como me rompía el alma verla así, tan frágil. Por mi culpa.
La tengo que proteger de los idiotas como yo, sé que esto la lastimará pero si seguimos juntos terminaremos rotos, completamente rotos. Sólo es cuestión de tiempo hasta que meta la pata otra vez, pero peor.
-¿Ya no me amas?-
La observe, esto le estaba doliendo demasiado. Sentí unas punzadas en mi pecho. Su dolor era mi dolor.
-Yo..-No pude contestar.
Por supuesto que la amo al igual que el primer día y la amare hasta el último. De hecho la amo tanto que quiero que sea feliz, aún que sea con otro, con otro que le pueda dar todo lo que yo no. La simple idea me provoco ganas de vomitar.Que complicado el amor.
Emma tomo mi no-respuesta como un no -al parecer- porque una lágrima cayó por su mejilla.
<¿Como no imbécil? si un día le prometes la luna y al otro eres un maldito>
Mi conciencia habló.
-Tan rápido se te acabó el amor- Susurró, rompiendo todo mi interior en millones de pedacitos-
Ella se levantó y salió corriendo, la seguí.
-Ems, espera, no. Espera no huyas-
Entró al baño de chicas, vacilé un momento y luego entré.
Emma estaba llorando en un rincón con la rodillas en el pecho. Me acerque con la intención de consolarla.
-no, basta... amor-
-Amor, nada maldito estúpido- Me miro con asco, con odio y logró que algo se rompiera -Eso que pensaba que se había roto todo- Ella cerró los ojos y apoyó su cabeza contra la pared del baño- Estoy agotada de tus detestables cambios de humor-
Me senté a su lado, dándole cierto espacio que poco a poco fui reduciendo. Después de unos minutos me atreví a mirarla, nuestros brazos se tocaban. Dios, como había extrañado su cercanía.
-Emma-
Se volteó a mirarme, sus ojos se encontraban rojos y su escaso maquillaje estaba corrido. Aún así lograba verse hermosa.
-Cameron, dime que amas... y si no es así entonces miente-
Y ahí fue, ahí fue exactamente cuando todo mi plan de dejarla ser feliz y tener una vida buena con otro se fueron al infierno. La amo con locura, con tanta fuerza que no podría soportar pensar siquiera que su sonrisa es causada por otro que no sea yo. Pero al final ¿No es así como aman los adolescentes, desesperada, apasionada y dolorosamente?
-No será necesario- entrecerró sus ojos- No será necesario mentir, porque te amo- Las palabras comenzaron a fluir sin ningun esfuerzo- Por Dios te amo, eres todo lo que necesito ¿No te das cuenta?
-¿Lo ves? vienes y me dices que amas, me tratas como mierda y luego vuelves con el amor. Es la misma historia de siempre. Solo lo haces más complicado.. para los dos.-
-Solo quería cuidarte-
-¿De quien?-
-De mi y mi estupidez- Acaricie su mejilla con mi mano- No quiero hacerte daño, me duele solo imaginarlo. Todo lo que toco.. se rompe- Baje mi mano.
El silencio reinó, tome su mano y entrelace nuestros dedos.
-Te amo-
Le sonreí y apoyo su cabeza en mi regazo
-¿Con estupidez y todo?
-Con estupidez y todo-
Acaricie su pelo, era suave, tan suave..
-Estamos perdiendo clase-
-A la mierda- Me dijo
Se arrodillo, quedando a mi altura , me tomo del cuello de la camisa, acercándome a ella y luego nos besamos, nos besamos, nos besamos y luego no volvimos a besar.
No habían preocupaciones, se acabaron los temores y el tiempo no transcurrió, se mantuvo parado entre nosotros y nuestras respiraciones agitadas.
Nos amábamos y eso era lo único que necesitábamos, lo único que importaba.
Posteriormente seguimos con otra misión: extinguir el espacio entre nosotros y juntar nuestros pechos para que nuestros corazones puedan estar un poco más cerca.
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