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Vi pov

-¿Están seguras de esto? -preguntó Ekko con bastante duda y aún más miedo.

-Si no querés hacerlo, simplemente no lo hagas, miedoso- replicó Jinx, burlándose de él al ritmo de un cacareo.

-No soy un miedoso, solo te estaba probando para ver si se arrepentían.- se cruzó de brazos con una sonrisa ladina, fingiendo valentía.

-Entonces tírate vos primero, que a nosotras nos da un poco de miedo- Pasé un brazo sobre los hombros de Ekko, apuntando hacia el final de aquel tobogán hecho de chapas un tanto salidas y mal atornilladas.

-Sí, espera que me siento prim... ¡AHH!

Lo último que escuchamos, después de haberlo empujado por la impaciencia de tanta palabrería, fueron sus gritos desvaneciéndose a medida que se alejaba, más el sonido de las chapas moviéndose a causa del cuerpo de Ekko deslizándose a gran velocidad.

Era fácil, un tobogán de unos 25 metros de largo y unos 30 quizá de altura.

Allí se encontraba nuestro lugar, era parte del barrio donde vivíamos, solo que se encontraba escondido, pues era donde nuestro padre Vander y el tío Silco pasaban el rato cuando eran jóvenes. Habían hecho toda una fortaleza de chapas y madera, a los alrededores del tobogán se encontraban varios conteiner apilados de formas asimétricas, con cajas de madera a los costados que simulaban escaleras para ir subiendo.

Todo aquello estaba ubicado en lo que hace muchísimo tiempo fue un anfiteatro, que quedó abandonado por razones que desconozco, y simplemente la gente se fue olvidando de que ese lugar existía. Quizá a veces veíamos a algún vagabundo durmiendo por las gradas, pero nunca pasaban más allá de los containeres. Sabían que era propiedad de nuestra familia, y dudo que tuvieran ganas de meterse justamente con Vander. Nuestro padre era un tipo muy respetado, pues era muy fuerte, siempre ayudó en todo lo que pudo a su barrio, pero, así como era un gran líder también era temido. Dependía de como lo mires.

Así que era nuestro lugar, básicamente.

Powder se reía a carcajadas de Ekko mientras se tiraba por aquel tobogán. Era la primera vez que le mostrábamos nuestro espacio, y no estaba acostumbrado a este tipo de cosas. Luego, seguí yo, que cada vez que me tiraba desde allí me sentía como una niña otra vez, me encantaba la sensación que producía en mi estómago.

En general, siempre fui fan de la adrenalina y el vértigo.

Porque sí, tenía vértigo, pero me gustaba. Podría decirse como algún tipo de masoquismo, pero me encantaba lo que me aterraba.

Y al parecer, no solo estaba hablando de los toboganes.

Caímos uno detrás del otro, llevándose Ekko la peor parte, y nosotras riéndonos de aquello.

-¡Están totalmente desquiciadas! - se quejó Ekko limpiándose el barro que se había apoderado de su culo y parte de la espalda.

-¿No que muy valiente, muchachito? - insinué marcando la última palabra como si le hablara a un niño.

Powder estalló nuevamente en carcajadas, mientras que sacaba su teléfono para ver la hora -bueno, ya deja de lloriquear, que se nos va a hacer tarde para entrar al colegio- dijo colgándose entre mi cuello y el de ekko.

Tardamos unos 10 minutos en volver, pues durante el camino hablábamos de cualquier cosa, y molestábamos a Ekko por deporte, así que cada cosita siempre nos retrasaba el paso. Al momento de ingresar a la institución, ya tuvimos que entrar corriendo, porque claro, llegábamos tarde. Powder y Ekko se fueron hacia su salón de clases, y yo subí por las escaleras para llegar al mío.

COMPLICATED [VICAIT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora