CINCO

11 1 0
                                    

Si la vida te da limones...
Te diré quién eres.
-Falta de cultura con
los dichos.

Alana.

Dolor de cabeza.

Abro mis ojos y la luz del día los lastima. Gimo y me cubro completamente con la sábana, rebobino mi día anterior.

6 horas antes...

Susan está tocando la puerta mientras yo limpio mi rostro y al mirarme en el espejo soy una Alana distinta.

Triste y solitaria.

Tal vez esa es la Alana verdadera.

Odio llorar. Odio recordar.

-¿Estás bien?.- Preguntó ella una vez que abrí la puerta.

-Lo estaré.- Respondo simulando una sonrisa.

Ella sonríe triste y me extiende mi mochila dándome un abrazo. Lo acepto por qué lo necesito. Sin embargo no soy de esas que abrazan y se dejan abrazar.

-Lo siento, si no te hubiera insistido...

-No. - La detengo.- Yo acepte y lo hice. Punto final.

Susan me conoce el tiempo suficiente para saber lo cabezota que soy.

-Ok.- Ella me mira con lágrimas en sus ojos.- Está bien.- Ella me abraza una vez más y la dejo.

-Gracias por traer mi mochila.- Me suelto de su abrazo.- Ahora ve antes de que te despida también. Tienes cinco niños y diez perros que dependen de ti.

Ella ríe.

-Te extrañaré.

-Yo también. Pero extrañaré más el alcohol grátis.

Ella niega con su cabeza riendo y sale.

Con un último suspiro salgo del baño, doy unos cuantos paso y recuerdo a la chica borracha de hace rato. Me detengo dudosa.

Tal vez...

Sigo caminando.

Estás personas saben cuidarse solas.

Pero... ¿Y si se ahogó en su vómito y murió?

Yo soy la última persona que tuvo algún contacto con ella.

¿Y si me culpan de algo?

Mierda, carajo.

Regreso y entro a la pequeña sala .

Y efectivamente, murió.

Ok no.

Está acostada en el piso, acurrucada, mientras que hay vómito apestoso a su lado.

Hago lo que una buena samaritana haría.

Le tomo una foto para chantajearle luego.

MAYBE SOME DAY...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora