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Subí corriendo las escaleras hacia mí cuarto. Oí cómo Mina me seguía y tocaba la puerta, pero no le contesté.

Me metí en la cama y me tapé con la sábana.

¿Cómo podía haber sido tan idiota? ¿Cómo pide haber pensado por un instante que cabía la más mínima posibilidad de que yo le gustará a Bakugo?

Ahora tenía sentido como se comportó anoche después del beso.

"Soy un idiota" me repetía incansablemente.

Lloré y lloré hasta que me quedé dormido, deseando que nada de esto hubiera ocurrido. Deseando que no existirá.

[...]

Me despierto con los ojos hinchados. Me labo un poco la cara antes de bajar a la sala común e intenté poner mi mejor cara.

Por suerte era sábado y casi nadie estaba abajo.

Mientras desayunaba, Mina se acercó a mí por detrás.

-Kirishima

Me sobresalté y me giré.

-Ashido, que susto me has dado.

-Lo siento -dijo riendo. Se sentó a mi lado-. Oye... ¿qué pasó ayer? Porque Bakugo llegó minutos después que tu hecho una furia diciendo que le habías dejado plantado.

Me matuve en silencio. No quería contárselo, era muy vergonzoso.

-Kirishimaaa, sabes que puedes contármelo, no se lo diré a nadie, soy tu mejor amiga.

La miré dubitativo.

-Hay, esta bien -acepté-. Fui al encuentro de Bakugo y justo cuando llegué me lo encontré... con una chica. Abrazándose.

-Bueno, tal vez sea amiga suya -dijo en un vano intento por ayudarme. La miré-. Yaaaa, lo sé, es extraño, prácticamente imposible, ver a Bakugo dando muestras de afecto. Pero no creo que sea su novia.

No dije nada, pero ambos sabíamos la respuesta a eso.

Mina se acercó a mí y me abrazó por el costado.

Nos quedamos así, sin ninguno decir nada.

[...]

Bajé a cenar y no vi a Bakugo por ninguna parte. Me pareció muy extraño, siempre solía ayudar a preparar la cena, ya que según él "Somos unos inútiles que no saben ni cortar bien una patata".

Me fui a la cama sin saber nada de él. Le pregunté al resto de la clase, pero nadie sabía nada de él, aunque Midoriya me dijo que creía que estaba arriba en su habitación. Decidí no comprobarlo, porque, a parte de que no sabría que decir, seguramente me echaría nada más tocar la puerta.

Al día siguiente, sobre el medio día, Bakugo decidió hacer acto de presencia. Se dirigía hacia mí directamente, enfadado. Me cogió del brazo y me arrastró hasta la parte trasera del edificio.

-¿Qué quieres, Bakugo? - intenté decir con el mejor tacto posible, pero al parecer sonó demasiado cortante.

-¿Que qué quiero? ¡Pues saber por qué cojones me dejaste plantado el otro día, Pelos de Mierda!

No le respondí, me quedé mirando el suelo.

-Mira, maldito, como no me contestes te juro que te haré volar en pedazos.

-Fui. Solo que cuando llegué, había otra persona contigo, así que no quise molestar y me fui.

Estaba claro que Bakugo no se creyó del todo eso último, así que le miré, cogí aire y dije:

-Aj, vale, esta bien. Te vi con esa chica y me... me puse algo... celoso -dije en voz baja-. Sé que es una tontería, no sé por qué siquiera te cité ahí, no debería haberlo hecho, lo siento.

-¿De qué estás hablando, Kirishima? No creerás... No, no habrás creído que ella era mi novia, ¿no? -Ante mi silencio, respondió- ¡Era mi hermana, estúpido!

-¿Hermana?-Nunca había oído a Bakugo mencionar ninguna hermana.

-Sí, hermana. Ha empezado este curso en la UA y me suele venir a pedir ayuda. Nunca os hablé de ella porque me avergüenza. Se parece demasiado a mi padre, es una niñita demasiado buena.

-Entonces... no...

-¡Dios mío, Kirishima, no! ¡No me gusta mi hermana! ¿Qué te crees, que soy un puto pedófilo o algo?

-No, no, no, no me refería a eso -Sonreí nervioso-, sino... si yo... esto...

Suspiré, impotente. Era incapaz de decirlo.

Al parecer no hubo falta, ya que al parecer Bakugo ya lo había pillado.

Rió.

-Kirishima, a veces de verdad me sorprendes. Claro que me gustas. Después de lo del otro día pensaba que te habías dado cuenta.

-Yaaaa, perdón. Tu... también me gustas, Bakugo.

Sonreí como un tonto, aún avergonzado.

Bakugo me agarró del hombro y me atrajo hacia sí, dándome un tierno beso en los labios.

No pude evitarlo, y reí.

-¿Qué pasa? -dijo Bakugo-. ¿Tan mal beso?

-No, no es eso, lo haces genial.

Y nos volvimos a besar, esta vez con más necesidad.

Pensé que ya todo estaba bien, que nada podía estropear esto mientras sentía cómo su lengua acariciaba la mía suavemente. Nada nos iba a arrebatar ese momento, ni ninguno de nuestros momentos.

O al menos eso pensaba tiempo atrás.

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Hola :)

Aprovecho para decir que si podríais por favor comentéis algo o votéis en los capítulos, porque me ayudaría un montón, en serio 🥺.

Y dicho, esto, nos vemos.
Bye bye!

Una Semana para Enamorarte (KIRIBAKU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora