Un grupo de estudiantes de secundaria que comienzan a cometer delitos para ganar dinero y los peligros impredecibles e irreversibles que enfrentan como resultado de sus acciones:
El aparentemente tímido Oh Ji-soo, es un joven estudiante modelo de se...
Estamos en casa de Ji-soo. Él y Gyu-ri están discutiendo mientras yo estoy sentada en la silla de su escritorio viendo al cangrejito moverse lentamente por ahí todo lindo.
Desperté de mi ensoñación y di un salto asustada cuando la puerta se cerró de golpe.
—¿Qué pasó? —le pregunté confundida a Ji-soo.
—Ya no seguiré con esto.
—¿Qué?
—Gyu-ri hará lo que quiera con el negocio.
—Pero... —me interrumpió.
—Pero nada, Yerin, dije que lo dejare hasta aquí y ya —demandó estresado.
Yo sé cómo quitar el estrés.
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Tenía mis audífonos puestos, el señor Cho me toco la espalda para que me los quitara porque la clase estaba por comenzar, además me pidió que despertara a Ji-soo.
Después la clase inició con una conversación sobre Ki-tae y sus amigos matones, nos pidió que no difundiéramos rumores y otras cosas a las que no les puse cuidado.
Toda mi atención se dirigió a Min-hee en cuanto entró al salón. Yo siempre quise que fuéramos amigas, Min-hee siempre me agradó de alguna forma, es esa amiga mala influencia que te lleva a hacer cosas indebidas y te sube la adrenalina en un 2×3.
—Cielos, vino Min-hee.
—Que sinvergüenza que es.
—¿Está loca o qué?
—Muchos chicos hicieron locuras por ella.
—Aléjate de ella.
—Algo huele muy mal ¿no?
Se me escapo una risa silenciosa al oír aquellos comentarios tan desagradables.
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—¿Aun te sientes mal? —le pregunté al llegar a su lado. Me miró y se sentó en el suelo. Yo imite su acción— ¿Estás asustado por lo que pueda pasar? —no me respondió— ¿te gustaría viajar?
