Capítulo X

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La lucha había comenzado, los caballeros atacaban sin piedad a los Dragones pero, por más que atacarán sus espadas, flechas o cualquiera de las armas que usarán no podían atravesar sus cuerpos, las escamas de estos eran lo que les otorgaba el poder de la inmortalidad, volviéndolos invencibles ante cualquier ataque.

Las fuerzas de Gwyn estaban perdiendo la batalla, estaban retrocediendo cada vez más, Gwyn se encontraba dirigiendo el frente desde la base que habían preparado, sin aviso de nadie Gwyn recibe una carta, alguien desconocido le pidió encontrarse con él, la carta especificaba que debía ir solo.

Gwyndolin: Padre no vallas, puede ser una trampa.

Gwyn: Lo sé, pero dice que tiene información importante para ganar esta guerra.

Gwyndolin: Por eso digo que es una trampa.

Gwyn: Lo siento hijo pero debo hacer esto... Espero que no se lo menciones a nadie.

Así Gwyn dejo el lugar, caminó por varias horas por el campo de batalla, los cadáveres de sus Caballeros llenaban el lugar, así llegó a la cueva mencionada en la carta, espero durante un tiempo en las partes exteriores de la cueva pero, nadie llegó, de pronto se escuchó un ruido proveniente del interior de la cueva, Gwyn prendió una antorcha y se adentró en las profundidades de la misma, llegando al final lo vio, un gran dragón pálido estaba en su interior, sin más opciones Gwyn levantó su espada para iniciar el combate, lo que no esperaba era que este le dirigiera la palabra.

¿?: Hola señor Gwyn.

Gwyn se había quedado anonadado, ¿Cómo era esto posible? Este pensamiento pasó una y otra vez por la mente de Gwyn.

¿?: No me esperaba una reacción tan rara de su parte, señor Gwyn.

Gwyn: ¿Cómo es que puedes hablar?

¿?: Los Dragones siempre lo hemos podido hacer, solo que para ellos ustedes son insectos que no merecen que les dirijan la palabra.

Esa forma de hablar del Dragón hizo que Gwyn se confundiera aún más.

Gwyn: ¿A qué te refieres con "ellos"? ¿Acaso tú no eres un Dragón también?

¿?: Si lo soy pero no para ellos, yo fui marginado por ellos ya que nací sin escamas, me llamaron Seath el Descamado.

Gwyn: No que ustedes eran seres superiores a nosotros, pues se comportan muy igual a nosotros.

Seath: No me compares con ellos, yo los odio, los detesto, merecen morir por lo que me han echo.

Gwyn: Dime entonces Dragón sin Escamas, ¿me llamaste para hablar sobre tí o para algo más?

Seath: Pequeño humano, eres muy insolente.

Gwyn: Yo no soy humano, soy un Dios.

Seath: Hahahaha!!! Insolente, no pelearé contigo por esto, te diré porque te llamé, quiero unirme a tu lucha.

Gwyn: ¿Cuáles son tus razones?

Seath: Quiero conseguir el Cristal Primordial, aquel tesoro que custodian los Dragones, con eso conseguiré la inmortalidad que tanto anhelo.

𝕯𝖆𝖗𝖐 𝕾𝖔𝖚𝖑𝖘 - 𝕰𝖑 𝕯𝖊𝖘𝖙𝖎𝖓𝖔 𝖉𝖊𝖑 𝕮𝖆𝖒𝖎𝖓𝖆𝖓𝖙𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora