Capítulo XXI

56 8 0
                                    

A medida que nuestros protagonistas se acercan al ABISMO se encuentran con criaturas más pálidas y el mismo Artorias siente como su anillo lo aprieta cada vez más. El mismo sigue luchando contra incontables criaturas pero siempre controlando la situación ya que pese a no tener el colgante es un guerrero legendario, así avanza hasta llegar a una zona muy perturbadora, una que muestra la humanidad de los humanos que alguna vez vivieron en Oolacile, de esta forma el poder del ABISMO inunda su presencia en el lugar, siendo tan fuerte que el propio Artorias ya apenas lo puede resistir, incluso tanto su Espada como su Escudo se están quemando por las llamas negras de este lugar, sabiendo que sus armas no resistirán por mucho más tiempo se dispone a terminar de una vez por todas su misión.

El mismo Sif se nota alterado por la situación defendiendo a Artorias que estaba de rodillas en el suelo, apenas soportaba la presión del ABISMO.

Artorias: Gracias Sif, pero no puedo... mover mi cuerpo... este dolor es inhumano.. pero... NO.. debo seguir.

De esta forma Artorias se comienza a poner de pie, preparándose para seguir luchando, así una fuerte llamarada a lo lejos es lanzada por una criatura, Artorias sin poder moverse completamente no logra esquivarla y así, Sif recibe el daño, saltando e interponiéndose entre Artorias y aquella llama de Oscuridad, furioso rápidamente Artorias acaba con su agresor, aunque nota como ahora su compañero está herido, mientras son presionados por muchos más enemigos.

Artorias: ¡Mierda! Cada vez son más... ¡¿Eh?! ¿Porqué nos ignoran?

¿?: Hmph, esto era inevitable.

Artorias: ¡Alvina! Esto es obra tuya ¿verdad?

Alvina: Si, ahora están siendo protegidos por una barrera ilusoria, aunque veo que la situación no va muy bien, lo mejor es que escapen, vuelvan a su reino y vuelvan con ayuda.

Artorias: Alvina, aprecio tu ayuda pero... Sif, esperame aquí, volveré una vez termine esto. Te dejare mi escudo para que te protejas, creare una barrera para que nadie te haga daño.

Alvina: Pero que tontos son, deberían largarse de una vez, esto no terminará bien si sigues así.

Artorias: No, Alvina. Mi misión es acabar con el ABISMO, no puedo echarme atrás después de esto, es mi deber como Caballero de Gwyn.

Alvina: ¡Eres un tonto! No aprendes nada, ¿prefieres morir en vano?

Sif: ¡¡¡Ooouuu!!!

Artorias: Perdón Sif, lo lamento, pero este es mi deber como soldado, pase lo que pase, debo terminar con esto.

Así Artorias se marcha del lugar, caminando como puede por las llamas del ABISMO, poco a poco siente como sus piernas se van a partir, por lo que no sabe cuanto más resistirá, así aparecen más enemigos a los cuales logra derrotar pero tambien nota como su Espada está pronta a romperse, pero sin perder la esperanza logra notar a lo lejos la puerta del ABISMO.

Artorias: ¿Eso es...? Las puertas del ABISMO... necesito cerrarla, de esa forma todo terminará.

Tras esto golpea la puerta con su Espada generando un fuerte destello que azota el lugar, desde los escombros Artorias cae arrodillado por su agotamiento.

Artorias: ... El ABISMO.. ¿se acabó?

Justo antes de poder razonar la situación un fuerte golpe impacta contra su cuerpo, este fue tan fuerte como para enviarlo a volar unos cuantos metros, sacando todas sus fuerzas logra ponerse de pie.

𝕯𝖆𝖗𝖐 𝕾𝖔𝖚𝖑𝖘 - 𝕰𝖑 𝕯𝖊𝖘𝖙𝖎𝖓𝖔 𝖉𝖊𝖑 𝕮𝖆𝖒𝖎𝖓𝖆𝖓𝖙𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora