8. La desnudez de tu alma.

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Joe

Abro mis ojos, me siento desorientado veo a unos paramédicos a mi alrededor y lo recuerdo entonces me levanto de inmediato para buscar a Alessa, ellos intentan detenerme y calmarme pero no puedo calmarme hasta no saber que ella está bien.

-¡¡Alessa!!- grito desesperadamente mientras me resisto a los agarres de los paramédicos.

Mi respiración se estabiliza de golpe la veo, la veo completamente bien y sana apenas con unos rasguños, viene corriendo hacia mi y me abraza.

-¿Estas bien?- pregunta y en su rostro se ve la enorme preocupación.

La abrazo y todo el miedo desaparece por completo, ella está bien y es lo que más me interesaba.

-¿Que paso?- pregunto pues lo último que recuerdo son los golpes.

-Un conductor muy ebrio se salió de golpe de el carril impactandonos, provocando que el auto se volcara al salir de la carretera, mis heridas fueron muy leves a pesar de que era quien conducía, pero tu te golpeaste la cabeza y perdiste el conocimiento.

-Y ¿el conductor?- pregunto.

-Se dio a la fuga- responde ella encogiéndose de hombros.

-Que más da, estas bien y bueno, pudo ser muchísimo peor- digo para abrazarla fuertemente.

Luego de eso nos llevaron a el hospital, y nos chequiaron más a fondo en conclusión fui el más afectado pero todo era mínimo milagrosamente; de el auto ni hablar, entonces tomamos un taxi y crei que íbamos de regreso a casa, pero noté que no era la ruta.

-Amm, ¿Alessa a donde vamos?- pregunto intrigado.

-Nos hospedamos en un hotel y mañana continuaremos el viaje de cualquier manera para el siguiente destino debemos tomar un vuelo- dice ella sonriente.

-Pues ¿estás segura? Estamos bien pero no significa que no estemos golpeados y adolorido el hecho de que estemos bien fue un milagro- le digo seriamente.

-No, no hay excusas planie esto y va resultar- dice y permanece callada y seria.

Al final solo la observo y asiento, algo pasa que quizás no entiendo; llegamos a un hotel y nos ayudan con las maletas al parecer el hospedaje ya estaba reservado, subimos hasta la habitación y Alessa aún permanece callada me acerco y la veo fijamente a los ojos.

-Conozco muchas de tus cualidades al igual que muchos de tus defectos, se que hay ocasiones en las que ideas se introducen en tu cabeza y no las controlas, se que te quitan la paz y en lo único que piensas es que debes hacer mejor todo para que el resultado sea impecable y compense los errores pasados, pero estoy aquí contigo no tienes porque cargar la idea que se te haya formado en la cabeza tu sola, así que a ver cuentame- le digo mientras me recuesto en sus piernas.

-Cuando... el auto se volcó tu me envolviste rápidamente y tras el primer golpe te desmayaste y recibimos más de un solo golpe evidentemente, tras salir de el auto y sacarte a como pude, llamé inmediatamente la ambulancia pero pues tardarían un rato en llegar, intentaba reanimarte o más bien despertarte, por un momento pensé en que podías morir pues mi mente generó las varias posibles lesiones mortales que el golpe pudo haber generado, y pensé en todo lo que he hecho y todo lo que no- dice mientras su mirada se encuentra algo perdida viendo a la nada y es que yo en su lugar quizás estaría igual y por otro lado no recuerdo haberla envuelto con mi cuerpo para absorber algún golpe recuerdo que tenía los ojos cerrados y sentí un impacto antes de perder el conocimiento.

-Alessa, sabes; la vida podría regalarnos varios miles de años y siempre pensaremos que hay mucho que no hemos podido hacer o decir, porque así es amar, no solo conmigo si no con todos aquellos a los que amas, así te sentirás siempre que creas que perderás a alguien y no digo que es un sentimiento agradable si no que estás llena de amor, y yo estoy aquí vivo contigo y mientras me tengas y yo te tenga nos esforzaremos, por seguir conociéndonos, por seguir amándonos y por seguir superando cualquier dificultad que siempre serán varias así que no temas a lo que puede pasar, ni des atención a las posibilidades adversas, si no a todo lo bueno que podría ser y sera- le digo y me pongo de pie -Asi que adelante, bueno o malo, tonto o ridículo importante o no si hay algo que quieras decir o hacer adelante.

Amargo sabor a café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora