❬ 柔软 ❭ ─ Persona C es perfecta y cree que persona A también lo es; juntos se verían bien. Aunque, claro, podría existir posibilidad de ellos juntos si tan sólo persona A no tuviera a persona B en la cabeza todo el día.
𝗜𝗡𝗙𝗢𝗥𝗠𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡:
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Ella guardaba un récord personal que seguramente su hermano mayor universitario envidiaría.
Fue en su último año de la escuela primaria. Los exámenes finales estaban siendo brutales y, a diferencia de cualquier otra ocasión, ella estaba sufriendo para pasarlos, al igual que el resto de sus compañeros de clase. Muchos problemas, pocas soluciones. Sus profesores no tuvieron compasión. Había estudiado duro, una semana completa sin dormir, su única amiga siendo una taza de té de jengibre al costado de todos sus cuadernos desparramados sobre su escritorio. La típica vida de un estudiante coreano promedio.
A veces se cuestionaba cómo era que había logrado sobrevivir tanto tiempo sin descansar y mantenerse en pie, rellenando papel tras papel sin desfallecer a lo largo de la fecha de exámenes, un nudo arrasando con el dolor en su cuello. Pero tenía la sospecha de que había sido hecha para ello, para ser la perfecta esclava del sistema porque, nuevamente, estaba por iniciar un récord, sólo que el motivo era diferente.
No había podido dormir el fin de semana, estudiando sin parar durante dos días seguidos. Al verla, quizá, exasperada, Jaesung terminó por traerle un pedazo de pastel que su madre compró esa mañana; lo probó con la esperanza de hallar la salida que quiso encontrar en sus cuadernos, en sus gruesos libros de historia y lenguaje, pero, del mismo que el estudio, no tuvo el resultado que esperó. Su cabeza seguía pensando y pensando en lo que no debía, rondando una y otra vez en temas banales que nunca prestó tanta importancia antes.
¿Qué rayos estaba pasando con ella?
Se acomodó en su asiento, alisando el borde de su falda al sentir la brisa fría que entraba por las ventanas abiertas del comedor. El ruido ensordecedor de las distintas voces se confundía con sus pensamientos junto al sonido de los cubiertos, pero ni eso lograba amortiguar el caos dentro de su mente.
Aunque lo tuviera en consideración, no podía aceptar todavía que estuvo todo el tiempo peleado con un rival que ni enterado estaba de la guerra y que, encima, era hombre. ¿Era, acaso, una broma? Taehyung era la persona menos indicada para estar donde estaba. ¿O es que era ella la que no encajaba allí?
El ser humano era sociable por naturaleza, pero, en esencia, eran seres solitarios, seres guiados por los sentimientos y las emociones, y ella, tal vez, había nacido para estar sola porque no había encontrado más salida, de nuevo, que el aislamiento. Era, de hecho, un camino que tomaba con frecuencia, el alejarse del resto cuando a las justas podía cargar con ella misma.
—Hey, Eunwoo, ¿está todo bien? —cuestionó Eunbin.
Pregunta sencilla y de una respuesta simple. Relativamente, todo estaba bien. La vida seguía como antes. En el examen sorpresa de matemáticas de ayer, había obtenido nuevamente el mayor puntaje de toda la clase; había entregado a tiempo un trabajo de dos semanas en la academia y esperaba una buena calificación de él; luego de varias heridas en los dedos, perfeccionó su corte en juliana en la cocina y, para alegría de su madre, compró el vestido que vio en aquella tienda del centro con sus últimos ahorros del mes que hubiera preferido gastar en otra cosa.
