𝘾𝙤𝙣𝙛𝙚𝙨𝙞𝙣𝙜!

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               —¿Te importa si lo ayudo yo?

Un jueves, tanto Taehyung como Youngshim, sosteniendo la net usada en educación física, voltearon a ver a Eunwoo con un claro signo de interrogación encima de sus cabezas. Él andaba en las mismas, tan desobediente con su bandana sujetando su cabello rubio que parecía haber crecido unos centímetros, polo manga cero y los shorts de la institución. Contrastaba tanto con ella que, de cola lacia y un cinto amarrándola, se sonrojó ante sus palabras, como si hubiera hecho algo malo.

En el pasado, no trató en demasía con Youngshim, a pesar de ser otra estudiante ejemplar, una afín. Pero existía algo que hacía crecer dentro de Eunwoo unas ganas de ser cruel. Podría tratarse de su gentileza, podría ser su ingenuidad. Podría ser el valor que tuvo para declararse a Taehyung, no lo sabía.

—Necesito conversar algo urgente con él—agregó Eunwoo.

—Pero ella puede quedarse, ¿no? —preguntó Taehyung,

—No, lo siento. Es un asunto privado. Ya sabes, sobre tu comportamiento en clase.

Como si lo hubieran atrapado con las manos en la masa, un pequeño ratón con el queso entre los dientes, Taehyung hundió la barbilla, todavía sonriente. Sin otra salida, se acercó a Youngshim y le abrazó el codo. Un gesto muy atento, muy íntimo.

—Nos encontramos mañana en la mañana, ¿estás de acuerdo?

—Sí, oppa. N-nos vemos. Hasta luego, presidenta.

Eunwoo la vio alejarse con lentitud, no sin rodar los ojos a escondidas cada ocasión en la que ella giró el cuello para ojearlos. Dios, no iba a robarlo para toda la vida. Apenas Youngshim se integró a su grupo de amigas y partieron en conjunto hacia el baño de chicas, Eunwoo procedió a tomar una de las esquinas de la net desamparada en el suelo e instó a Taehyung a caminar. Al principio, sintió que tiraba de una cuerda, inerte y recta, pero cuando volvió a jalar, escuchó suaves pasos detrás de ella. ¿Qué hizo dudar a Taehyung de seguirla? Nunca lo sabría. Era un chico demasiado inexplicable y era algo que, muy en el fondo, había empezado a gustarle.

Soltó un suspiro tras unos cuantos segundos, deteniéndose hasta esperar que Taehyung chocara con su hombro.

El día había llegado. Le preguntaría a Taehyung por Jungkook. No sobre la relación entre ellos, sino, netamente, por el bien de Jeon Jungkook. Por las horas que estuvo la noche anterior en su cuarto practicando frente a la almohada sobre su silla, justo de la misma manera de cómo le hubiera gustado declararse al presidente, supo que era una mujer precavida. Y era que sabía que existían muchas posibilidades del desenlace de su conversación. Además, tenía que ser cuidadosa con sus palabras. No tan entrometida, pero mostrarse interesada. Intrigada, pero no chismosa.

MELTING POINT 𝗜 kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora