𝙒𝙖𝙩𝙘𝙝𝙞𝙣𝙜!

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                    Con sólo cuarenta y ocho kilos, quizá uno o dos más por culpa de su pobre desempeño al tratar de mantener una dieta, Eunwoo creía que estaba haciendo un buen trabajo sosteniendo ella sola todas las copias del mes junto a los folders repletos de informes diarios. Oh, y los implementos de escritorio también, justo encima.

Eran las cinco de la tarde y todavía estaba en la escuela. Los pasillos lucían más oscuros que de costumbre, silenciosos y con rastros inexistentes de personas aparte de ella. Las sombras habían empezado a verse aterradoras, adoptando formas extrañas.

Ser parte del consejo estudiantil, a pesar que no fuera realmente algo que ella gustara hacer, tenía sus ventajas, así como funcionaba como una distracción a veces. La mayoría de las ocasiones no tenía problema con seguir las reglas, ordenar un poco de aquí allá o ser la encargada directa de cualquier actividad de la preparatoria.

El poder se sentía bien.

No era tanto trabajo; sin embargo, si había algo de lo que pudiera quejarse, era que no estaba de acuerdo en sufrir cada quince todos los meses cargando miles de papeles. Después de todo, nadie revisaba los informes, ni siquiera el director que con fervor los exigía a tiempo.

«Tsk, documentación inútil», pensó.

Tras asegurarse que realmente estaba sola, soltó un fuerte suspiro, un puchero quedándose en sus labios.

Echándole la culpa a la melancolía que los atardeceres causaban en ella, Eunwoo se permitió escarbar en su mente.

¿Qué tenía de especial Taehyung para que Jungkook no pudiera dejar de hablar de él o cuidarlo? No, la pregunta estaba mal planteada. ¿Taehyung era así de especial para ser entrañable?

Debía existir una razón. ¿Tal vez eran amigos de la infancia? ¿Vecinos? ¿Madres mejores amigas desde la universidad? De cualquier modo, sin importar cuál fuera el inicio de su relación, Eunwoo no creía que fuera tan cercana como al comienzo. Jungkook y Taehyung eran rivales... más o menos. Tenían un ideal en común, pero lo buscaban de distinta forma, porque mientras Jungkook luchaba con las palabras en reuniones con gente mayor a él, Taehyung defendía con sangre, sudor y lágrimas en los rincones de la preparatoria, siempre listo para una pelea.

Como la dedicada lectora de webtoons que era, se atrevía a decir que ese contraste era interesante, por no utilizar algún otro tipo de palabra elegante que la hiciera enojar sin querer.

Todavía embebida en sus pensamientos y con la mirada hacia el techo, contando de manera vaga los focos encendidos sobre su cabeza, no pudo recordar a tiempo que desde la cinco, el servicio de limpieza empezaba a trabajar. A veces su mente era su peor enemiga, y había empezado a detestarla incluso antes de, justo ahora, tropezar con el borde de la escoba.

MELTING POINT 𝗜 kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora