Capítulo seis

2.5K 172 8
                                    


Aris

El shock aún no abandonaba mi cabeza, incluso cuando había salido de la casa de Thea y estaba en mi auto reflexionado sobre todo esto.

Hace tan solo unos días estaba en otro país ignorando completamente todo esto.

Unos pocos días de creer que regresaría a casa, a la cuidad en la que crecí con la ilusión de ver a mis padres, a Karl y a mis antiguos compañeros -los que aún vivían aquí- de la universidad.

Jamás me imaginé llegar aquí y encontrar algo como esto, algo tan grande, tan terrorífico y hermoso a la vez.

Tengo un hijo.

No tenía ni una pizca de duda sobre aquello.

Algo me lo dije apenas lo vi, primero quedé impactado por su parecido a mí cuando era un niño, me parecía imposible y totalmente imposible hasta que recordé aquella noche hace tantos años.

Vino a mi mente las claras imágenes de aquel Ángel vestido de blanco que tropezó conmigo en aquella pista. La misma noche en la que tuve sexo sin ningún tipo de protección.

Fui bastardo estúpido, pero justo después de ver a ese pequeño solo puedo agradecer aquello.

Siempre he sentido afinidad por los pequeñines, me gustan mucho los niños, solo que siempre tuve en mi mente recibirme y construir mi carrera sin priorizar ser padre.

Pero jodidamente ahora era uno.

No por nada escogí esta especialidad.


Yo era un médico pediatra recibido con honores, fui ha hacer mis especialidades fuera del país en uno de los mejores programas una vez que me gradué.

Veo una vez más a la casa esperando verlo otra vez, pero sé que su mamá no lo permitirá, ella está muy afectada con mi regreso.

Sin embargo, tendrá que enfrentarme en cualquier momento y decirme porque no me lo dijo.

Enciendo el auto y comienzo a alejarme de la casa, ambos tenemos mucho en que pensar.

Recorro las calles de la cuidad, están un poco transitada, pero no tanto, es un día laboral y la gente no sale en los días.

Llego a mi casa o bueno la casa de mis padres, dejo el carro detrás del de papá y me dirijo a la entrada de la casa, paso la llave y abro la puerta.

A penas cruzo el umbral de la puerta y los gritos de mamá resuenan en el recibidor.

-¡Es la tercera vez que el director me llama por algo que hiciste Karlson! -grita histérica detrás de mi hermano menor.

-¡No me llames así! -refunfuña mi adolescente hermano-. ¡Odio ese estúpido nombre!

-¡Pues es el que te tocó! -rueda sus ojos y pasa de mí-. No seas un maleducado y saluda tu hermano, ya no se que hacer contigo.

La ignora y se dirige al comedor.

-No quiere escucharme, ¿qué hice mal con él? -se lamenta camina hacia mí-. Buenas noches mi niño, ¿dónde estabas?

-Solo está entrando en la pubertad mamá, todos pasamos por eso -beso su mejilla-. Yo también lo pasé.

-Si, pero no fuiste tan rebelde y jamás descuidarse la escuela.

-Todos somos distintos, no todos los adolescentes crecemos de la misma manera -le dijo intentando calmarla-. Y yo estaba dando una vuelta por la cuidad.

-La cena ya debe estar lista, vamos -me abraza mientras caminamos hasta la otra habitación donde están los demás, papá está a la cabeza del comedor, a su costado hay un asiento vacío que obvio es el de mi mamá y junto a su silla está Karl, al otro lado está el mío y junto a mi silla está sentada Ava.

Mi prometida.

La conocí en el extranjero, hicimos match apenas nos vimos, lo que más me atrajo de ella fue su inteligencia.

Claro que, lo primero que vi fue su lindo rostros, su cabello negro como la noche y sus ojos azul verdoso. Me hipnotizó desde el primer instante así que la invité a salir, unos meses después ya éramos novios y un par después ya vivíamos juntos.

Mamá brincó de felicidad cuando le dijimos sobre el compromiso, eso fue hace dos meses, tuvimos un respiro en nuestro trabajo y decidimos venir unos meses aquí a pasar con mi familia.

Pero me encontré con algo más que solo mi familia aquí.

-Amor, no pensé que demorarías tanto -me dice apenas me siento junto a ella-. Tú papá me decía que hay un lugar muy bien ubicado para poner un consultorio, me parece que es ideal para lo que tengo en mente.

Hace unos días que tuvimos una charla y me expresó su idea de poner un consultorio en el tiempo que estaremos aquí.

Le dije que sería una buena idea.

Cada uno manejaba sus finanzas e invierte en lo que mejor le pareciera, pero siempre manteníamos esta comunicación y más que todo para tener la opinión del otro.

-Si quieres mañana podemos ir y verlo personalmente -ofrezco-. De paso iré a ver a Ryan y ponerme al día.

Ryan era uno de mis mejores amigos aquí, hablábamos casi siempre, a pesar de pasar los años aún nos considerábamos amigos, así que le dije que estaba aquí y me dijo que mañana estaba invitado a su casa.

-Su esposa es encantadora y sus niños son una preciosidad -acotó mamá desde el otro lado de la mesa-. Al menos ellos son algunos de los que no se han divorciado aún.

A mamá le encantaba hablarme de todos los matrimonios fallidos de la cuidad, tal vez en su mente creía que eso me impulsaría a ser un mejor esposo y no arruinarlo.

Amaba a mi mamá como nadie, pero odiaba su tendencia a entrometerse en la vida de las demás personas.

-Me parece bien, en la mañana podemos ir a ver el lugar para entonces encargar todos los implementos que necesite -dijo Ava con el fin de desviar el tema-. Eso demorará unos cuantos días, pero espero laborar pronto.

Ava era una de las mejores Ginecólogas que conozco, no es solo porque sea mi prometida, pero es muy comprometida con lo que hace. Además es muy carismática y se lleva muy bien con la gente.

No por nada su agenda siempre estaba llena, las mujeres confiaban mucho en ella.

Y yo confío ciegamente en ella y ella en mí, me siento muy mal al ocultarle el asunto con Thea, al menos no se lo diré hasta que hable con la madre de mi hijo y aclaremos todo este embrollo.

La cena continuó con nosotros entablando conversaciones sobre nuestra vida fuera del país, sobre los amigos que hicimos y así.

Karl fue el primero en retirarse y mamá suspiró.

Las muchachas del servicio recogieron todo lo de la mesa y yo me dirigí a mi habitación con Ava.

Ya acostados en la cama me sentí incómodo cuanto intentó buscarme para que tuviéramos sexo, pero yo solo podía pensar en que esta misma cama fue donde mi hijo fue concebido.

Todo el lívido que pude sentir se filtró de mi cuerpo por completo.

-Esta noche no.

-Bien -me dio un beso y se movió a su lado de la cama- Hasta mañana.

-Hasta mañana.

Me sumo en el sueño después de imaginar todo lo que me perdí.

Un pequeño accidente (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora