Capítulo siete

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Thea

Si no tuviera un hijo y hermana que cuidar y que dependen completamente de mí, justo ahora me lanzaría por un acantilado para evitar la conversación que he aplazado por suficiente tiempo.

He dejado a los niños en sus respectivas escuelas esta mañana y le pedí a Gin que los cuidara en la tarde mientras yo salía a hacer esto.

Ese día estuve demasiado en shock así que no pude hablar bien con mis amigas sobre lo sucedido, pero sé con certeza que Gin se dio cuenta, ella reconoció a Aris, aunque le costó un poco.

La verdad es que no me había detenido a mirarlo de otra manera que no sea como un posible problema. Por el contrario Gin se había deleitado la vista.

Parloteó todo el día siguiente sobre el sexy hombre doctor tatuado que apareció en la puerta de mi casa exigiéndome respuestas que estaba enterrando en lo profundo de mi mente.

Incluso Nic que es la más distraída se dio cuenta y conectó los puntos. Además sumémosle que mi hijo es una copia exacta de él.

Anoche hablé con las dos y les pedí que no hablaran nada sobre esto con Mark cerca, no hasta que yo tenga el coraje para comentarle que el padre de mi hijo volvió. Ayer en el restaurante estuve apunto de tener una ataque al corazón cuando lo vi y lo peor fue que estaban sentados en la misma mesa.

Mark no es tonto y se dio cuanta que había algo más, notó la miradas fijas que me hacía Aris y me reclamó por eso, le echó la culpa a mi vestido, y puede que haya tenido razón, pero hacia demasiado calor para usar una chaqueta encima. Le prometí que no volvería a suceder, además me evitará futuros problemas con otros hombres.

Miraba el reloj, cada minuto que pasaba era un nudo más de estrés en la  espalda, estaba nerviosa hasta la mierda de hacer esto, pero prioricé a mi hijo.

Yo quería que él conociera a su padre por más que yo tuviera miedo, más que mi derecho o el de Aris, era el derecho de mi hijo a saber la verdad sobre su origen.

Además me encogía el corazón cada que hablaba de él, se preguntaba a diario cuando lo volvería a ver.

Le pedí que nos viéramos en el edificio que pronto será la extensión de mi restaurante en la cuidad, solo le faltan los diseños de interiores así que no hay nadie y además no quería citarlo en un lugar público para que todos nos vieran y generaran un chisme por ello.

Eso solo aumentaría los celos sin sentido de Mark.

Rodeo la propiedad para quedar fuera de la vista, ahí me encuentro un precioso Mustang descapotable de color gris. Siempre quise uno de esos.

Me aferro al volante y luego me golpeo la frente en él tratando de no morirme de un infarto antes de bajarme del carro.

Unos toques en la ventana me hacen gritar llena de pánico, mi mano va automáticamente a mi pecho como si eso ayudara a regular mi corazón.

El rostro sonriente de Aris está al otro lado de la ventana saludándome como si no acabara de matarme del susto.

—Imbécil —farfullando me quito el cinturón y retiro la llave—. Vamos Thea, solo es el padre de tu hijo.

Como si eso fuera nada.

Abro la puerta y salgo del auto bajo su mirada, no entiendo a la vida al ponerme a este hombre como papá de mi hijo, enserio, no podía haberse puesto obeso y feo en los últimos seis años.

Un pequeño accidente (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora