Capítulo Diecinueve

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Aris

Hoy al fin me daban de alta.

No entiendes a tus pacientes hasta que te conviertes en uno, siempre les pedía a mis pacientes que mantenga la calma durante su periodo de descanso en el hospital que no debía ser tan malo.

Justo hoy me trago todas mis palabras. Estoy harto de estar acostado en esta cama de mierda que está destruyendo mi espalda.

Lo que mejora cada minuto aquí es la presencia de Thea y Asher, en los momentos en que me visitan son los mejores de esta mierda. Aprovecho cada segundo que tienen conmigo que son pocos ahora.

Asher no podía faltar a la escuela por mucho más tiempo y Thea tenía la inauguración de su nuevo restaurante a la vuelta de la esquina así que cuando tenía un poco de tiempo en su apretada agenda pasaba por aquí a alimentarme y pasar tiempo los tres.

Lo que me quitaba un poco de alegría era que debía ir a casa, resolver todo y entonces recoger las cosas que tengo allí. Le envié un texto a Ava comentándole que quería hablar con ella, enserio espero que comprenda la situación, no espero que la acepte y mucho menos espero que esté feliz con ella.

Aceptaré todo lo que tenga que decirme, tiene derecho a estar molesta y reclamarme por la decisión que tomé.

Ya vestido con la ropa que trajo mi madre hace unos días salgo del baño de la habitación de hospital que amenazaba con volverme loco y ahí están esperándome mi hijo y su madre.

-Papá, te traje algo -mi hijo corre hacia mí con una bolsa en la mano-. Mamá los horneó esta mañana, están deliciosos yo robé uno de la bolsa espero no te enojes.

Rio, tomo la bolsa y le dejo un beso en su cabeza. Mis costillas aún tienen un persistente dolor, aunque no es muy fuerte me molesta un poco.

-Imagino que son deliciosos -miro a la castaña, ella por otro lado levanta un vasito con el contenido turquesa-. ¿Acaso es lo que me imagino?

-No, esto es una medicina que el doctor quiere que tomes.

-Ja ja ja, muy graciosa -satirizo-. No deberías burlarte de una persona inválida.

-Dramático es lo que eres.

-Eres cruel -hago un puchero.

Pone los ojos en blanco y sonríe mientras me entrega el vaso con el contenido de mi sabor favorito.

-Solo espero que llegues a los 80 sin diabetes por consumir tanta azúcar ahora -comenta divertida.

-Y tú sigues trayéndome más dulces, eso es un poco hipócrita.

-Yo preparo mis postres con productos saludables que no afectan la salud -presume-, es por eso que tengo un niño sano a pesar de ser tan goloso como su padre.

-Son buenos genes.

-Como sea.

Un rato más tarde estoy terminado de comerme los panecillos que al parecer eran de zanahorias con chispas de chocolate, como dije al principio estaban deliciosos, Asher robó la mitad de ellos y la mitad de mi malteada. Somos dos gotas de agua, que casi puedo verme como en un espejo cuando estoy con él.

Thea está alejada en una esquina hablando por el teléfono, más bien está intentado no gritar por él. Algo no ha estado saliendo como ella lo había planeado, ella puede llegar a tener un carácter bastante volátil cundo la subestiman o ponen a prueba. Me he topado varias veces con ese modo de ella -que es bastante extraño-, también he llegado a escuchar conversaciones que tiene con sus empleados y aunque no es grosera, es bastante firme cuando habla con ellos.

Un pequeño accidente (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora