En algún momento

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-Joder!!!.- venga tapate.- dijo mientras cogía su camisa y me la ponía encima de los hombros.- Siéntate, yo me encargo.- susurro besándome y abrió la puerta del coche, entre y me coloqué cinturón y. Se colocó el jersey y abrió el capó del coche-

-Buenos tardes, señor... identificación por favor.- el policía se le quedó viendo y el morro se posó en mi ventana.-Buenos días, señora.-

-Buenos días.-respondió Sergio por ambos, saco si identificación y se la entrego al policía.-algún problema?.-pregunto cerrando el capó.-

-Señora me da su identificación por favor.-pidió el policía y asentí y le pase mi DNI.-Puede salir del coche?.-estire mi brazo hasta alcanzar la gabardina y asentí mientras cerraba la gabardina, baje del coche y el policía se me quedó viendo.- señora va usted desnuda?.- pregunto viéndome y negué.- puede abrirse la gabardina?.-pregunto y negué.-

-Raquel, ven aquí.-me llamo Sergio y caminé hasta él.-Oficial, mi novia está un poco congestionada.-soltó Sergio y lo miré curiosa.-

Uno de los oficiales sonrió y nos dio los DNI, me di cuenta de que ya sabía quién era yo.

-Inspectora, señor Martín, que tengan buen día.- espeto con una sonrisa y ambos se la devolvimos, subimos al coche y continuamos el viaje.-

-Novia.- repetí sonriendo y el piso su mano en mi pierna.-

-Aunque no te lo he pedido como debe ser.- dijo con sorpresa, cómo si fuera un crimen no habérmelo pedido.- Eso lo solucionaré.- dijo sonriendo.-Hemos llegado, mi querida y hermosa novia.- sonreí y me baje junto a él del coche.

Entramos a la casa tomados de la mano, las luces estaban tenues, había un camino de rosas rojas y rosas por el suelo, voltee a verlo sorprendida y él soló sonrió mientras besaba mis labios.-¿Qué es todo esto?.- me sonrió y nos encaminamos a la sala, estaba una colcha negra junto con una sábana y almohadas, la chimenea estaba encendida, volvía a cumplir mi fantasía de una mejor manera.-Está hermoso.- susurré y él me abrazo por la espalda.-te amo.- susurré y una lágrima cayó por mi mejilla.- 

-Cariño, no llores, por favor.-pidió mientras limpiaba mis lágrimas.- Esto lo hice para hacerte feliz, no para que estés tiste.- susurro en mi oído.-

-Señor Marquina, a veces también se llora de felicidad y estas lágrimas son de ese tipo.- confesé sonriendo y volteándome para acariciar su rostro.-Gracias.- susurre mientras unía rápidamente nuestros labios, este hombre era tan maravilloso que temía que todo fuera otra mentira.-Sergio creo que hemos pospuesto hablar del tema durante unas semanas, sé que te perdone porque es así, pero quisiera conocer más sobre ese tema.- susurre con miedo y nuestra mirada no se despegaba.-

-Hablaremos de lo que tú quieras, pero quita ese pensamiento de tu cabeza, yo Sergio Marquina, atracador a cargo del antiguo golpe a la Fábrica de Moneda y Timbre, uno de los ladrones más buscados del país, el menor de dos hermanos, este hombre, Salvador, El profesor y Sergio, soy el mismo y te amo como nunca pensé amar a nadie.-estaba sorprendida ante esas palabras, además de atracador era el hombre más románico que me había topado nunca.-Perdóname por hacerte daño.- susurro nervioso.-

Sonreí, quite sus gafas y las deje en la mesa que estaba a un lado, quite como pude su jersey y lo deje en la misma mesa, me deshice de la gabardina y los tacones, él se quitó los zapatos y el pantalón, sonreí y lo besé, estábamos semidesnudos en aquella casa que ahora era nuestro lugar seguro. Tome su mano y lo guie hasta la colcha que estaba frente a la chimenea, se sentó y me senté a horcajadas de él, lo bese con deseo y ternura, esta vez sería lento porque no había prisa.

-Sergio, te amo demasiado...no me importa si eres el profesor, Salvador Martin o Sergio Marquina, solo me importa que eres tú, para mí eres un ladrón guapísimo que me encontró en medio de la peor tormenta que he tenido jamás, llegaste en el momento justo.- lo decía de corazón, deseaba tanto no perder nunca.- Te he perdonado hace mucho, si quiero hablar de eso es por curiosidad, pero no te reprocharé nada porque eres el hombre más sincero de todos.- acaricie su cabello y sus mejillas, tenía los ojos cristalizados a causa de las lágrimas, me tomo del cuello y me beso, ese beso que hace segundos era suave y tranquilo ahora estaba lleno de pasión y ganas.-

-Te amo demasiado Raquel.- susurro al separarnos.- No lo dejaré de decir nunca, TE AMOOOOOO!!!!.- Grito haciéndome reír y callarlo con un, eso fue la mejor opción, necesitaba todo de él.-Te quiero hacer el amor, pero antes quiero que abras esa caja de allí.- dijo señalando una caja de cartón con corazones rojos, sonreí juguetona y gatee hasta la caja dejándole la vista de mi culo desnudo.-Raquel!!.- gruño divertido.-

Abrí la caja y encontró una cajita azul pequeña, un conjunto de lencería, una taza de café que tenía nuestras iniciales, una caja rectangular y por último una carta, voltee sorprendida y el sonrió, tome la caja y volví a sentarme sobre el, tomo la caja pequeña y la abrió dejando ver un anillo de diamantes y un gran zafiro en el medio, me tomo por sorpresa y busqué respuesta en su mirada.

-Te casarías en algún momento de nuestras vidas conmigo?.-pregunto nervioso y sonreí volviendo a llorar, lo bese y acaricie su rostro al separarnos.-

-Puedo tomar eso como un sí?.-pregunto y yo me reí por aquella tonta pregunta.

-Puedes tomarte eso como un: QUIERO ESTAR CONTIGO EL RESTO DE MI VIDA, EN ESTA Y EN LA SIGUIENTE.- sonrió victorioso y nos fundimos en un beso dejando de lado todo, en un momento se alejó tomo el anillo y lo coloco en mano derecha por ser un anillo de pedida.- Ahora puedo hacerle el amor, Señor Marquina.- sonreí traviesa y uní nuestros labios.-




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