Comandados por el cambia formas, estaban atravesando un túnel oscuro y rocoso, el cual parecía no tener límite alguno en cuanto a su longitud se refiere. Iban caminando con cautela, pues estaban movilizándose por encima de un suelo accidentado, desnivelado, curvilíneo y con algunos huecos profundos.
Convencidos que encontrarían la clave para cambiar el curso de la guerra, avanzaron a paso firme sin temor alguno, sim embargo, había una creciente preocupación en cada uno de los soldados que avanzaban sin detenerse. La razón les expurgaba de todas sus dudas, pero el sentir los inundaba con una especie de rechazo inequívoca hacia lo que estaban haciendo, básicamente una mala corazonada.
Incluso los más valientes se sintieron desazonados.
En cambio, el cambia formas tenía planeado deshacerse de cada uno de ellos cuando sea el momento indicado, por ahora los necesitaba para encarar a los desconocidos peligros que rodeaban a aquel lugar sagrado.
Caminaron como por 2 horas, el camino apenas sufrió cambios notables a medida que avanzaban, lo más resaltante que vieron fueron las inusuales rocas blancas incrustadas en las paredes del túnel. La tonalidad de estas era muy fuerte y reflejaban la luz si acercabas una lámpara de aceite a ellas.
Como sea, llegaron a un punto en el cuál apareció ante ellos una puerta de doble hoja, estaba hecha de un material desconocido, similar a la obsidiana, pero con propiedades diferentes. Ambas caras estaban pintadas de un color dorado intenso, encima de eso habían unos símbolos que ni el propio cambia formas o el científico real podrían descifrar.
Hablando de este último, decidió ir personalmente a aquella búsqueda, por que desde su punto de vista, era algo de lo que el propio cambia formas quería apoderarse ¿Para que fin? Eso es lo que tenía que averiguar pronto.
Entre los soldados presentes, había uno que tenía un dominio casi perfecto en la terra manipulación. Se acerco a la roca y pego su oreja a ella, como cuando un chismoso le apetece ponerse detrás de una puerta y escucha las conversaciones ajenas. Cerró sus ojos, al igual que un fanático religioso haría para escuchar la voz de su Dios. Se quedó completamente inmóvil por unos segundos, pero de repente, abrió los ojos como quien descifra una verdad absoluta.
Giro lentamente su cabeza hacia atrás y miró fijamente a todas las personas que lo observaban de manera expectante.
-Necesitamos arrebatar la vida de alguien para poder pasar.-
Aquello los heló a todos.
-No me hace gracia.-
-E-esta es una broma de mal gusto... ¿Verdad?-
-Matémoslo, ya que el dio la idea-
-¿Que chingados?-
-Vinimos a buscar el poder, no la muerte.-
Mientras la moral del grupo flaqueaba, tanto el científico real como el cambia formas trataban de formular una solución al problema sin que esta perjudicara sus objetivos y comprometa el futuro de ambos.
Sim embargo, mientras concebían en sus mentes, incalculables los posibles escenarios para esta problemática, el pensamiento de ambos se vio interrumpido, ya que a sus ojos el problema se solucionó tan rápido como si este estuviera cansado de que lo analizarán obsesivamente.
En fin, el tipo que pronunció aquel condenante requisito para avanzar, retrocedió unos cuantos pasos y se puso de rodillas frente a la puerta. Repentinamente en su pecho apareció una especie de energía celeste brillante, sus ojos se tornaron del mismo color. Comenzó a brotar de su tórax una especie de remolino de carácter celestial, se dice que incluso hasta una persona dormida podría sentir la presencia de esa energía, pero no duró mucho tiempo.
Apenas esta salió del cuerpo de la persona, fue conducida hasta la puerta y absorbida por ella, la cual también se tornó del mismo color celestial.
Todo el proceso duró 3 segundos
La puerta emitió un chillido metálico y cavernoso mientras se abría lentamente. Cuando por fin terminó de abrirse por completo hacia adentro, todos sintieron un leve temblor que resonó por todas partes, como si este fuera una grave advertencia.
El cuerpo de la persona que se "sacrificó" yacía en el suelo sin vida, mientras que sus compañeros avanzaban casi indiferentes a su cadáver por lo que vieron al otro lado de la puerta.
Frente a ellos se encontraron en un colosal lugar donde a lo lejos podían visualizar los cuerpos de los individuos que alguna vez sometieron al mundo entero con su magia divina.
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