Capitulo 34

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En algún momento, muchas horas después, Seonghwa se reunió con el grupo de piratas rebeldes en lo que parecía ser un área en la montaña que se aplanó como si una parte de la ladera hubiera volado.

A primera vista, había sido algo sacado directamente de un cuento antiguo que dejó sin aliento a Seonghwa en su garganta. No parecía natural, la forma en que habían caído las rocas y lo inestable que parecía todo el paisaje, pero parecía que había sido así durante cientos de años. Era empinado donde estaban, y cuanto más caminaba Seonghwa hacia la ladera de la montaña, más se daba cuenta de que la roca que colgaba sobre el área creaba una especie de refugio sobre ellos que Hongjoong consideraba donde pasarían la noche.

Todo estaba mojado, y hubo algunas veces en las que Seonghwa casi se resbaló de nuevo en la roca mojada y en lugares donde el agua derretida se había congelado cuando la temperatura comenzó a bajar a medida que se acercaba la noche. Al estar en los árboles gruesos la mayor parte del día, Seonghwa no se había dado cuenta de lo tarde que era hasta que se encontró oficialmente con el resto de la tripulación. La brecha en los árboles le permitió ver tierra adentro, viendo sobre todas las colinas y hasta los árboles nevados debajo de él. Incluso podía ver el océano donde estaba anclada la Destiny , apenas distinguiendo dónde estaba sentada a flote, nada más que una pequeña mancha negra en la vasta agua gris.

El cielo estaba nublado, por lo que no había puesta de sol para disfrutar mientras se acercaba al campamento donde Mingi y Yunho habían encendido un fuego y lo alimentaban con leña pequeña para mantener la llama encendida. Alrededor de los dos piratas altos, Wooyoung y Yeosang, con la ayuda de Jongho al parecer, habían decidido colocar diferentes suministros y empacar diferentes pieles para que durmieran durante la noche. A un lado, sentado contra la pendiente rocosa de la montaña con uno de sus cuchillos dentados en la mano mientras deslizaba una piedra por la hoja para afilarlo, estaba sentado cierto asesino. Las chispas que volaron fueron tan brillantes como el fuego mismo que crepitaba cada vez que el primer oficial empujaba otro trozo de leña seca en la que habían caminado.

No reconocieron la presencia de Seonghwa mientras estaba de pie frente al fuego. Ninguno de ellos lo miró, pero no parecía haber hostilidad en sus acciones, Seonghwa no sentía que lo estuvieran expulsando porque luchó por mantenerse al día con ellos durante la rigurosa caminata por la ladera nevada.

No, había un estado de ánimo pesado que se había apoderado de la tripulación. Uno que Seonghwa podía sentir fuertemente incluso con solo mirarlos. Algo debe haber sucedido durante el tiempo que no estuvo con ellos. No sabía cuánto tiempo habían estado allí los siete, pero sin duda lo que sucedió había absorbido la alegría recién descubierta anterior de sus almas.

"¿Dónde está el capitán?" Seonghwa preguntó finalmente cuando el silencio creció hasta ahogarlo demasiado.

Al principio, nadie se había girado para reconocer su pregunta. Ni siquiera Mingi, que se había deslizado sobre una roca para sentarse junto al fuego mientras atizaba las llamas rojas con un palo delgado, le respondió. Eventualmente, fue el pirata rubio quien suspiró profundamente, una ráfaga de aire caliente salió de su boca cuando sacudió la cabeza y se levantó de un montón de piel blanca pura y miró brevemente por encima del hombro lo suficiente como para guiar la mirada de Seonghwa hacia el borde de donde la montaña caía a un cañón en el otro lado.

Seonghwa parpadeó un par de veces, el aire gélido secó sus ojos rápidamente, hasta que encontró una figura familiar de pie justo en el borde, mirando hacia la tierra cubierta de nieve brillante mientras el cielo sobre ellos se oscurecía rápidamente. Incluso desde la distancia, Seonghwa todavía podía ver el vapor caliente que salía del cuerpo de Hongjoong mientras el capitán estaba allí con las puntas de sus botas sin duda tocando el borde de la montaña, lo que le dio a Seonghwa una ráfaga de adrenalina a pesar de que no estaba cerca del borde. .

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