𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 4

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¿La encontraría?,Sin duda

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¿La encontraría?,Sin duda.
¿La salvaría?,Siempre.














Royce Baratheon sin duda le caía bien a Aemond, era calmado al hablar y parecía más bien la calma después de la tormenta. Aunque le faltaba carácter según el Príncipe, el Baratheon no era mala compañía. Era de noche cuando volvieron de la cacería.

—Yo disfruto de cazar—dijo Royce —aunque Casana lo odia.

—¿Por qué?—preguntó Aemond—¿es mala cazando?

—Oh, no—contestó Royce riendo—podría ser mejor que cualquiera, pero odia matar animales, cuando éramos pequeños lloraba cuando pisábamos hormigas, imagina matar a un animal. 

Royce negó divertido y Aemond dedujo que por lo poco que había conocido de la chica, que de pequeña llorara por la muerte de hormigas, era muy probable.

Un caballo se acercó a ellos a toda velocidad y Aemond pudo distinguir a la lejanía humo.

—¡La torre se quema, Lord Borros!, ¡la torre se quema!, ¡lady Casana está dentro!

Borros palideció notablemente.

—Ana—susurro Royce antes de cabalgar a toda velocidad. Aemond hizo lo mismo seguido por Borros.

No hubo momento de preguntar como Casana había llegado a esa torre, Aemond tenía entendido que nadie iba ahí pues, la esposa de Borros había muerto dando a luz en ese lugar, el corazón le latía rápido por la adrenalina. 

Y entre más se acercaban la tormenta también, los rayos resonaron estremeciendo a cualquiera.

Toda había parecido pasar muy deprisa, Royce bajo lo más rápido que pudo de su caballo y corrió hasta que su aliento se acabó. Cuando llegó a lo alto de la torre apenas estaban sacando a Casana de esta cubierta de ceniza, mientras intentaban apagar el fuego la lluvia cayó. Royce cayó de rodillas alado de Casana y la abrazo.

—Gracias a los Dioses, estás bien—susurro tosiendo un poco por el olor a humo.

—Salgan de aquí—índico uno de los guardias. Royce cargo a su hermana que lloraba desconsoladamente y tosía sin parar.

—Está bien Ana, ya estás bien.

Aemond entro a la sala en donde estaba sentado Borros en ese trono de piedra rodeado de sus hijas, se colocó alado de su madre.

—¿Estás bien, madre?

—Sí, estábamos lejos del fuego—contestó Alicent mientras veía a Royce entra con su hermana en brazos.

𝗟𝗜𝗩𝗘 𝗙𝗢𝗥𝗘𝗩𝗘𝗥 | 𝗔𝗘𝗠𝗢𝗡𝗗 𝗧𝗔𝗥𝗚𝗔𝗥𝗬𝗘𝗡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora