Nanashi se encuentra rezando el rosario frente a la cama de Arthur, las cuentas van pasando entre sus dedos una por una, hasta terminar la última oración. Toma el paño sobre la frente del pelinaranja y lo humedece nuevamente, peinando sus cabellos en el proceso.
El monaguillo se remueve un poco y comienza a abrir lentamente sus ojos. Lo primero que reconoce es esa cálida sonrisa, la misma que lo había cuidado desde niño y pronto tiene que apartar su rostro, con las lágrimas inundando sus ojos.
-Shh.. shh, todo está bien- le dice calmado y acercándose más a su lado- Nos tenías muy preocupados, pero finalmente recuperaste la conciencia- continúa mientras lo revisa- Te alejaste mucho del camino buscando las huellas de un lobo, te atacó y te perdiste- explica levantando la sábana y mostrándole los vendajes en su torso- Luego estuviste vagando en la nieve y perdiste el conocimiento.
-Eso no fue lo que... - Nanashi coloca su dedo contra sus labios para callarlo.
-Estás confundido, seguramente tuviste alucinaciones, pero fue un lobo- continúa descubriendo las vendas en sus propios brazos- Lo ahuyente por un tiempo, la pascua no parece ser su época favorita, eso nos dejará pensar las cosas con calma. Pero cuando alguien te pregunte, será lo que debes decir.
-Mentir es pecado, padre- pronuncia Arthur ahora más confundido.
-Ese será mi pecado no el tuyo.
-Tengo que irme ¿no es así? Yo... ya no tengo el derecho de seguir en este lugar.
Los ojos de Arthur se humedecen de nuevo, no ha logrado sostener la mirada de su mentor un solo instante, no sin recordar lo que pasó en esa casa abandonada. Podría mentir y decirle que fue obligado, pero estaba seguro que estuvo en sus 5 sentidos en la mayor parte del tiempo. Le sería imposible borrar de su mente el cuerpo de Merlín, enredado en el suyo, ambos de pie, apoyándola contra la pared, sentado en las escaleras con ella encima y luego poniéndola en 4, mientras azotaba su trasero.
No sabe cuántos días fueron, o cuánto de eso pasó en la realidad y cuanto en el mundo de los sueños donde reinaba aquella criatura que lo había seducido, y sacado su lado más salvaje y animal, uno que ni siquiera tenía idea de que existía en su interior.
-No te estoy echando de aquí, si te vas será por tu propia decisión, pero antes de eso, quiero que escuches una historia.
Arthur se gira para encontrar el semblante sereno del pelinegro, el cual lleva su mano hasta su rostro y limpia las lágrimas en sus mejillas.
-Esto pasó hace más de 50 años, en este mismo pueblo, supongo que has escuchado los rumores. En la casa donde estuviste atrapado solía vivir un hombre y su hija- los ojos violetas se abren con curiosidad, había escuchado algunos relatos al respecto- Aquel hombre era un brujo, solía experimentar con magia negra, se decía incluso que aquella niña no era más que fruto de una unión prohibida con algo que no pertenecía al mundo terrenal. Ella no tenía nombre, no hablaba, no iba a la escuela y su padre no la dejaba salir de casa. Al mismo tiempo empezaron a pasar cosas terribles en este lugar, los animales enfermaban, los cultivos se perdían y todos sabían que aquel personaje estaba involucrado, cuando decidieron enfrentarlo, él simplemente desapareció- Nanashi hace una pausa, lo que le indica a Arthur que está por escuchar algo trágico- Él se fue, pero dejó atrás a aquella pequeña, quien de alguna forma logró escapar de su casa y comenzó a buscarlo por el bosque, era invierno y quien sabe cuantos días vago por esos rumbos, sin comida, ni cobijo, hasta que finalmente sus fuerzas la abandonaron. Pero nisiquiera así pudo tener paz, un alma que muere con sentimientos negativos: ira, dolor, miedo... normalmente está condenada a deambular en este mundo, hasta que alguien alivie sus penas. Además es el cebo perfecto para atraer energías negativas, por tanto uno de los demonios con los que aquel hombre pactó fue quien reclamó el alma de la pequeña como uno de sus pagos y la ofreció a su propia hija como fuente de energía.
-Entonces las penas de esa niña pasaron a ella.
-Así es, a partir de ese momento surgió el ser que conociste como Merlín y los problemas continuaron para el pueblo. El cuerpo de aquella pequeña apareció al terminar el invierno, los ciudadanos le dieron sepultura y rezaron por su alma, pero sus víctimas seguían en aumento. Los viajeros se perdían, aparecían semanas después débiles y al borde de la muerte, sus huesos desgastados como si fueran ancianos, su piel arrugada y a los adolescentes solía visitarlos en sueños, darles pesadillas, los volvía rebeldes contra sus padres y finalmente caían en cama enfermos. Fue por eso que se construyó este monasterio, claro no le cayó muy en gracia y muchos hermanos sufrieron accidentes, hasta que alguien con mucho poder fue enviado a enfrentarla, y una vez hecho eso me enviaron a mi, para mantener la situación controlada.
-Usted, no es humano común corriente, ¿verdad?- pregunta Arthur recordando más detalles de su niñez y cómo Nanashi lo había ayudado.
-No, no lo soy, pero esa es una historia diferente para otra ocasión- sonríe el pelinegro- Durante muchos años Merlín parecía tranquila, hasta que te traje aquí, tienes un don que suele atraer toda clase de criaturas fuera del plano terrenal y parece que eso despertó su interés en ti, a pesar de que sus poderes estaban debilitados. Sólo es un alma solitaria que busca el afecto que se le negó a aquella pequeña, pero está en su naturaleza lastimar a los hombres con los que se cruza.
-¿Y podemos ayudarla de alguna forma?
-¿Quieres hacerlo después de que casi te arrebata la vida?
-Usted lo dijo, no es así, está en su naturaleza, aún así yo también pude sentir la profunda tristeza en su alma.
-No te confundas, un alma inocente fue consumida por su ser, pero ella sigue siendo un demonio y uno muy poderoso.
-Dice que no aparecerá hasta que pase la pascua, ¿cierto?- Nanashi asiente- Entonces si me permite quedarme, pensaré en una forma de arreglar esto, la próxima vez que nos veamos sabré que hacer con ella.
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Deseo Prohibido
FanfictionAU Merthur: Arthur es un joven monaguillo, tentado por una criatura de la noche que busca su próxima víctima.