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Abrí los ojos de forma lenta y pausada, intentando acostumbrarme a la luz. La cabeza me dolía horrores y me era muy difícil mantenerme despierta, sentía mi garganta reseca y mis labios y lengua igual, los músculos de mi cuerpo se encontraban rígidos y a pesar de que no había intentado moverlos, sabía que a la hora de hacerlo no sería fácil.

Lo último que recordaba era haberme salvado de los profesionales gracias a Greg, luego la chica del 1 matando a su "aliada" y por último, mi vista nublándose y la cara de confusión de Greg.

—Al fin despiertas— la presencia del castaño me obligó a intentar nuevamente el abrir los ojos— No te fuerces tanto, estuviste varias horas inconsciente.

Suspiré, juntando todas mis fuerzas y logrando abrir mis ojos con más esfuerzo del que pensé necesitar.

—Bienvenida— me sonrió— Me alegra saber que el medicamento funcionó.

Esta vez me tocó concentrarme en que mi voz saliera, para así poder preguntarle a que se refería.

—¿Q-q-que?

Mi voz salió rasposa, casi imposible de comprender, sin embargo, a él no le costó hacerlo.

—Tu hermano nos encontró justo a tiempo— comenzó a explicar mientras me ayudaba a sentarme en mi lugar, ya que la espalda comenzaba a dolerme de tanto estar en el frio suelo— Yo no comprendía que te había sucedido, pero él me lo explicó— Acomodó mi cabeza en la pared con delicadeza— Al parecer, el intentó de curación rápida que te hiciste empeoró todo, si bien sacaste un poco del veneno de las pirañas, este no salió del todo y a eso se le sumó que se te dio por coserte la pierna sin tener ningún cuidado.

—No tenía mucho tiempo, Cora necesitaba nuestra ayuda— susurré.

—También me explicó eso, por lo que no voy a decir nada al respecto del poco uso de razón que tuviste en ese momento, si te hubieras puesto a pensar en las posibilidades, y en los porcentajes, tu plan tenía más del 85% de posibilidades de fracasar y acabar con ustedes tres muertos y. . .— se detuvo al ver mi expresión— En fin, tu hermano pensó que el cañonazo se debía a ti, pero en eso le llegó la ayuda de un patrocinador que lo incitaba a buscarte, por lo que comenzó a hacerlo, hasta dar con nosotros.

—¿Está él bien?— pregunté.

—Si, estuvo cuidándote hasta hace media hora, solo que tuvo que comenzar a hacer las guardias ya que mi turno había acabado.

—¿Guardias?.

—Luego de acabar reunidos, decidimos que lo mejor sería unir fuerzas, buscar un lugar en el que refugiarnos y montar guardias por tiempos para estar pendientes de cualquier cosa que suceda fuera.

Asentí ante su explicación, recorriendo el lugar con la vista; era la planta de uno de los edificios, se notaba que no era de las más cercanas al suelo, debido a la altura desde la que algunas cosas podían verse, el lugar estaba casi vacío a excepción de algunas sillas y estanterías de madera rotas. Los ventanales por su parte no se encontraban en un mejor estado, algunos ni siquiera se encontraban donde se suponía que deberían de estar.

Me pregunto en que piso estaríamos.

—Cuarto piso— habló Greg nuevamente— Estamos en el cuarto piso de unos de los edificios a unas cuantas cuadras de la cornucopia. Según Cora, los demás profesionales se asentaron en los alrededores a esta para tener vigilada la zona, a cada tributo que ven cerca le dan caza.

—Cuantos han muerto mientras me encontraba inconsciente— hablé esta vez con mi voz de siempre.

—Ninguno, solo la chica del 2.

—Louan.

—Así es.

—No creí que ella fuera a hacer eso— observé un punto fijo— Matarla a sangre fría, en ningún momento pude notar en su voz algo de duda.

—A los más cercanos al Capitolio nos crían para esto Emily, muchos cambian en el proceso— observó hacia la ventana, por donde el sol comenzaba a ocultarse nuevamente— Mi compañera de Distrito, Yulian, era una niña completamente distinta cuando éramos más pequeños, sin embargo, ayer al comienzo la vi asesinar a dos chicas solo por que se las cruzó en el camino, ellas no tenían la intención de hacerle algo en ese instante, lo pude notar en sus ojos, pero ella no tardó nada en apuñalarlas con una lanza que tenía en su mano.

No dije nada, claramente no sabía lo que vivir en los Distritos de Profesionales implicaba, mi hermano y yo, junto a muchos chicos y chicas más, nos preocupábamos día a día por si tendríamos comida en nuestra mesa al llegar a casa luego de ayudar a los mayores a la hora de cultivar. A nosotros no nos entrenaban desde pequeños para luego ofrecernos de forma voluntaria; y si bien, mi madre había insistido en enseñarnos un par de cosas en caso de necesitarlo, nunca se nos habría pasado por la cabeza la idea de estar en una situación como la que enfrentábamos.

Ambos nos quedamos un rato en silencio, hasta que un fuerte cañonazo seguido de tres más acabó con él.

Sin prestarle atención a que mis músculos aún estaban reponiéndose, me puse de pie y me acerqué a donde minutos atrás Greg me había indicado que se encontraban mi hermano y Cora realizando las guardias.

Asomé mi cabeza para comprobar si se encontraba allí, y antes de que pudiera reaccionar, unos brazos me rodearon al mismo tiempo que un cuerpo centímetros más bajo que yo chocaba contra mi.

—Oh por Dios— habló Marcus aferrado con fuerza a mi— Creí que no lo habías logrado, creí que llegamos tarde y que no lo habías logrado— sollozó.

—Shh— acaricié su cabello mientras veía como Cora se posicionaba junto a Greg y ambos nos observaban— Estoy bien, tranquilo, no tengo pensado abandonarte. . .

. . .Al menos no aún, antes debo asegurarme de que ganes esto— pensé

Luego de unos segundos decidió soltarme, a lo que le sonreí.

Marcus asintió.

—Deberíamos permanecer todos juntos— propuso mientras caminaba hacia donde anteriormente habíamos estado Greg y yo.

Y hablando de este último, al ver que tanto Cora como mi hermano estaban lo suficientemente lejos, me dirigió una mirada significativa, una de esas miradas que pueden remover todo dentro de ti.

Una mirada que solo podía leerse como una sola palabra.

"Mentirosa".

Por que si, seamos sinceros, para que uno de nosotros pudiera salir de aquí y regresar a casa, los otros 23 debíamos morir, no importaba de que forma, solo debíamos hacerlo sin cuestionarnos mucho el por que nos encontrábamos en esa situación.

Greg debía morir.

Cora debía morir.

Yo debía morir.

Todos debían hacerlo si quería que mi hermano siguiera con vida.

Tal vez no lo viera crecer, convertirse en un adulto, enamorarse, casarse, tener hijos, ser feliz y envejecer, pero era un costo doloroso que estaba dispuesta a pagar con tal de que él pudiera vivir todo aquello. Tal vez al principio me extrañaría, pero luego aprendería a sobrellevarlo junto a mi padre, ambos se apoyarían, así como lo habíamos hecho tras la partida de mamá.

Le mantuve la mirada por unos segundos, hasta que él la corrió mientras negaba casi imperceptiblemente con la cabeza.

Los Juegos del Hambre: Emily #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora