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Al ver que había trastabillado, Greg se abalanzó sobre mi y comenzó a ejercer presión con ambas manos rodeando mi cuello.

Estaba intentando ahorcarme.

El aire no llegaba a mis pulmones, lo único que podía ver era el rostro de Greg cada vez más borroso y con una sonrisa sínica en este.

Comencé a tantear con mis manos lo que me rodeaba, en un intento de lograr tomar algo que me fuera de ayuda en ese momento. Mis manos recorrieron frenéticamente el suelo a mi alrededor, hasta que di con algo que podría serme de ayuda, un ladrillo.

Lo tomé de la mejor forma que pude y con la poca fuerza que pude juntar llevé mi mano hacia la cabeza de mi atacante, dando así en su sien y logrando que debido a la sorpresa del impacto me soltara y se alejara tambaleante con sangre comenzando a salir de su cabeza.

—Perra- gruñó molesto.

Me puse de pie tratando de llenar mis pulmones con la mayor cantidad de aire que me fuera posible.

—Realmente no comprendo por que aún lo intentas, no te queda nada por lo que seguir viva— me observó— ¿Cree que alguien allí fuera te querrá luego de lo que hiciste aquí?— escupió sangre— Claro que no, te convertiste en una asesina en cuanto acabaste con la primer persona que se cruzó en el camino de tu hermanito.

Lo observé con la respiración acelerada.

—¿Por que sigues insistiendo Emily?.

No creí tener una respuesta a su pregunta, pero de repente algo llegó a mi mente.

D-deb-debes gan-ar esto.

_Con cual fin, tú no estarás aquí- limpié una lágrima que caía por mi rostro- Ya nada tiene sentido.

Tengo-ten-go fe en tt-i

—Por Marcus— hablé mirándolo fijamente.

—Oh por favor—rodó los ojos.

—Como tú bien lo dijiste, todo esto siempre fue por Marcus, desde el principio lo único que quise fue que él regresara a casa con vida, incluso si eso significaba que yo debía morir aquí— señalé la arena— Mi hermano siempre fue mi razón, y aunque tú me lo hayas arrebatado, él creía en mi, y lo hizo hasta el último segundo de su vida— una lágrima solitaria recorrió mi rostro— Y si Marcus quería que luchara, que viviera, lo haré— lo señalé— Solo por él.

—¿Aunque eso implique vivir en un mundo sin tu preciado Marcus?— sonrió burlescamente— Ay Emily, de verdad quisiera comprenderte, pero no perderé mi preciado tiempo contigo, debo regresar para mi coronación— soltó una carcajada— No puedo esperar para ver la repetición de cuando maté al menor de los hermanitos maravilla, como le clavé la misma lanza que te hirió el hombro a ti, como luego lo miré a los ojos antes de empujarlo al vacío a pesar de sus suplicas, nunca voy a olvidar como observó a su hermana desde lo alto, tal vez rogando por tu ayuda. Y luego solo cayó— me observó maliciosamente— Y murió.

Nuevamente mi respiración se aceleró, sin embargo, esta vez no fue por que el aire me faltara, se debía a la ira que aquellas palabras generaron en mi.

Mi vista se nubló por completo en ese instante.

Saqué la lanza que tenía aún en mi hombro y sin importarme el dolor que recorrió mi cuerpo, me lancé al ataque, tomando a Greg por sorpresa al incrustarle su propia arma en el estómago. Lo observé a los ojos en todo momento, mientras hundía aún más la lanza en su cuerpo y la retorcía con saña, mientras arañaba su rostro con ira haciendo que retrocediera, mientras tomaba el ladrillo de minutos antes y comenzaba a golpear su cabeza con él hasta que el chico debajo de mi ya no tenía ningún indicio de vida y luego solo tomé su cuerpo y lo lancé desde la azotea sin dudarlo.

No me quedé observando como el cuerpo inerte caía, solo cuando escuché el golpe sordo de este dar contra el suelo mi mente pareció volver a la normalidad.

Recordando el sonido de Marcus dando contra el suelo luego de caer del sexto piso.

Al caer en cuenta de lo que había hecho y del silencio abrazador que me rodeaba, llevé mi vista hacia mis manos, encontrándome con una imagen que nunca pensé ver, ambas se encontraban llenas de sangre, en algunas partes estaba seca, mientras que en otras no era así.

Aquello me horrorizo, dejándome en un estado de shock.

No era completamente consiente de lo que hacía, quizás por ese motivo, y por lo asqueada de mi misma que me sentía fue que llevé una de mis manos hasta el bolsillo de mi pantalón y tomé la última daga que me quedaba allí.

Recorrí la arena con la vista, observé el lugar vacío que el derrumbe había dejado, los edificios que quedaban de pie, la cornucopia, la zona en la que se encontraba la alcantarilla en la que había ingresado al principio de los juegos, el callejón en el que Cora había muerto, y luego regresé mi vista al borde del edificio en el que me encontraba, desde el que mi hermano había sido empujado para posteriormente morir.

Inspiré un poco del fresco aire que corría a esa altura, el cual removía mi maltratado cabello.

Cerré los ojos y dirigí la daga a mi brazo, en dirección a mis venas; no lo pensé mucho, decidí ignorar la voz que indicaba que era la ganadora de los Septuagésimos Juegos del Hambre, ignoré el ruido que el aerodeslizador rompiendo el pacífico silencio del lugar, incluso preferí no prestarle atención a la voz que llenaba mi cabeza intentando convencerme de que no lo hiciera, la voz de mi padre.

Sentí el filo de la hoja cortando mi piel, lo siguiente fue la sangre tibia recorriendo mi brazo y mezclándose con la sangre de Greg y muy posiblemente la de Marcus que se encontraban en mis manos.

Respiré con dificultad y a continuación caí al suelo, quedé boca arriba, con una hermosa vista del cielo perdiendo sus colores para convertirse en una fría noche.

Lo último que recuerdo fue ver algo detenerse sobre mi.

Luego, solo una luz cegadora envolviéndome.

No me preocupaba realmente lo que sucediera conmigo, de todas formas había muerto, aunque para ser sincera no sabría decir cuando fue que lo hice.

Tal vez una parte de mi lo hizo el día de la cosecha, otra durante el desfile, un poco más de mi se había ido en los entrenamientos, la entrevista, el primer día en la arena, la muerte de Trent, ver a Cora resignarse a morir, el primer ataque hacia el cuello de Jaspe y su posterior muerte, a la que le siguieron Taafeita y Yiulian. Y finalmente acabé de morir cuando Marcus lo hizo, a los pies de aquel gris y viejo edificio.

"¿Podrás seguir sabiendo que lograron que hicieras lo que ellos querían?"

Las palabras de Yiulian retumbaron en mi mente.

Sin dudas había hecho lo que el Capitolio quería de mi.

El presidente Snow había logrado ponerme en tales situaciones que mi única salida había sido matar, e intentar matarme de una vez por todas.

Después de todo, en algún momento debía hacerlo, y había aceptado que el momento indicado era minutos antes de que ellos, los de fuera, obtuvieran a su ganadora. Tal vez no lograría nada con aquello, como Greg lo había dicho, el ciclo muy posiblemente se repetiría, pero estaba decidida a no darles lo que ellos querían, al menos no completamente.

Si, había jugado, había matado y había perdido a mi hermano, pero así como ellos me habían arrebatado lo que yo más quería en el mundo, era mi turno de arrebatarles el final de su preciado show.

La vencedora de los Septuagésimos Juegos había tomado una decisión sumamente drástica y había optado por acabar con su vida, dejándolos así sin el final de todos los años.

Dejándolos sin la posibilidad de seguir utilizándola.

Dejándolos sin oportunidades de continuar acabando con cada parte de ella.

Y simplemente había decidido que era momento de dejarme ir.







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Buenas buuenassss.
Damas y Caballeros, con ustedes el último capítulo de esto que fue ✨Emily✨.
Espero que lo hayan disfrutado mucho y que se encuentren más que bien💜

Los Juegos del Hambre: Emily #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora