.Epílogo.

2.6K 228 4
                                    

Luz.

Cámara.

Acción.

Caesar Flickerman en su respectivo puesto.

Los reflectores alumbrando cada rincón del escenario.

Una silla vacía sobre este.

Las ovaciones del público.

La sonrisa del Anfitrión de Los Juegos.

Luego todo fue silencio, un silencio absoluto, acompañado de las luces siendo dirigidas a un solo lugar.

Un lugar por el que alguien estaba ingresando.

Una muchacha.

Su vestido negro y sus tacones y uñas pintadas del mismo color representaban para ella lo que realmente era.

Una persona de luto, alguien que había perdido a un ser cercano, a un ser querido.

Para el público, para los televidentes, e incluso para Caesar Flickerman se podría tratar de un hermoso atuendo. Una imagen digna de una vencedora, la imagen de alguien que durante la tarde del día anterior se había convertido en la única superviviente de Los Juegos del Hambre.

Eso era lo que todos habían logrado escuchar antes de que la transmisión se cortara repentinamente y que la pantalla de todos los televidentes se fuera a negro, teniendo como una última visión a la chica de quince años del Distrito Once mirando a cámara con una daga de filosa hoja en su mano.

—Estás hermosa como siempre Emily— Caesar sonrió ampliamente con su vista fija en cualquier movimiento que la chica realizara, después de todo, él estaba al tanto de lo que había sucedido realmente.

Emily solo se limitó a asentir ante el cumplido.

—Y dime, ¿Qué sientes al saber que regresaras a casa como la gran vencedora de Los Juegos del Hambre?.

—Solo tienes que actuar como si estuvieras bien con todo estoChaff la observó preocupado mientras las estilistas le daban los últimos retoques al atuendo de la morena.

Ella no dijo nada, su vista se encontraba fija en algún lugar de la gran alfombra que cubría el piso.

—Emily, ¿Me escuchas?

La chica dirigió su vacía mirada hacia su mentor, para luego asentir.

—Parece un sueño— intentó sonreír, pero esa acción no llegó a sus ojos— Aún no puedo asimilar que estoy aquí otra vez Caesar— lo observó atentamente, logrando incomodar al conductor— Contigo.

—Lo sé, lo sé— el hombre aclaró su garganta— Pero créeme que te lo mereces, fuiste la preferida de muchos, y debo admitir que la mía también.

Emily asintió.

—Espero que todos hayan disfrutado del show— dijo secamente antes de corregir el tono de su voz por uno con más vida y proseguir— Eso es lo que realmente importa después de todo.

—¿Qué harás ahora que regresaras a tu hogar?.

Aquella pregunta la descolocó, pero  logró aparentar indiferencia.

—Tomar una larga siesta.

—Oh querida— Caesar rio— Eso es un muy buen plan, de seguro te encuentras tan cansada que quedas dormida apenas toques la almohada de tu nueva casa en la Villa de los Vencedores del Distrito once.

—Eso espero.

El hombre observó con sigilo a la chica.

— Pero por ahora, tenemos una recopilación de todo lo que sucedió a lo largo de toda la semana en la que Los Juegos transcurrieron, si no te importa vamos a verlas.

Claro que aquello le importaba, sin embargo asintió, no por que quisiera realmente revivir todo, más bien era algo que hacía por que no tenía otra opción. El Capitolio así lo quería, el presidente Snow así lo quería.

Emily sabía que nada dependía de ella, después de todo, ni siquiera había logrado acabar con su vida en aquella azotea, la habían logrado salvar para luego curar las heridas que tenía en su cuerpo, darle un baño, colocarle un vestido, peinarla, maquillarla y enviarla a tener una entrevista en exclusiva con Caesar Flickerman.

Las imágenes pasaban frente a ella sin que  pudiera despegar la vista de cada momento.

Todo alrededor de la Cornucopia, Greg matando a las dos chicas, Trent muriendo frente a sus narices, la alcantarilla, los profesionales persiguiendo a Cora hasta que fue salvada por ambos hermanos, cando Greg la ayudo a ocultarse y luego la tomó en sus brazos al verla desfallecer, las guardias que montaban para estar a salvo, las muertes de otros tributos, el momento de los derrumbes, el murciélago muto y Greg tomando a Cora por sorpresa causando que ella se lastimara y muriera segundo después, Emily dejando a Marcus en aquel edificio, las muertes de los dos profesionales a manos de la morena, Yiulian suicidándose, el asesinato de Marcus, la pelea entre Greg y Emily, y por último ella arrojando el cuerpo por la cornisa para posteriormente tomar una daga y fijar sus ojos en una cámara que se encontraba cercana a ella mientras se anunciaba que era la vencedora. Luego de ese primer plano la cámara se fue a negro.

—¿Y bien?, ¿que opinas?— Caesar habló animado.

La chica se encontraba de piedra, la respiración acelerada, los reflectores apuntando su cuerpo, las personas observándola atentamente, su rostro en primer plano en una de las grandes pantallas.

—¿Qué opino?— lo miró atónita— ¿Sobre qué exactamente me preguntas Caesar?.

El presentador no supo que decir, la actitud y el creciente tono de voz de la muchacha lo tomaron por sorpresa, descolocándolo por completo.

—¿Sobre la muerte de mi hermano?, ¿la de Cora?, ¿el suicidio de Yiulian?— lo observó fijamente, sin demostrar ninguna señal de estar alterada, seguía manteniendo la misma postura relajada, su rostro impasible y ambas manos entrelazadas sobre su regazo.— ¿Oh acaso quieres saber sobre lo que sentí al ser consciente del juego de Greg?

—Se que aún estás un poco conmocionada frente a los primeros tres sucesos que acabas de nombras— el hombre retomó su postura— Así que háblame de Greg, ¿Qué tienes que decir acerca de él?

— Greg es un idiota— Emily se encogió de hombros mientras que un gran asombro ante sus palabras invadió a la tribuna— Mejor dicho, era un idiota, lo era pero acabó muerto— sonrió de lado— Yo lo maté, todo lo que hizo fue en vano por que no dejé que me matara como hizo con los demás— observó a la cámara que la proyectaba en la pantalla grande— Creyó que tenía todo bajo control, nunca pensó siquiera en la posibilidad de que alguien pudiera cambiar sus planes, pero adivina que Caesar— ella pronunciaba el nombre del productor, a pesar de que a esas alturas este sabía que no era a él a quien iban dirigidas esas palabras— Las personas así siempre obtienen lo que merece, tarde o temprano sus acciones le pasan factura,  todo sucede a su debido tiempo.

Eso fue lo último que se oyó de la boca de la morena durante los pocos minutos que quedaron del programa. Y me atrevería a decir que durante los años siguientes.

Caesar Flickerman dio por acabado su trabajo de ese día.

La acción se detuvo.

Pronto las cámaras dejaron de grabar.

Luces se apagaron.

Pero Los Juegos del Hambre, tal como Greg lo había dicho, continuaron su ciclo.

Al menos hasta que cierta chica de una trenza decidió ofrecerse como tributo y posteriormente negarse a dejar morir al hijo del panadero de su mismo distrito.

No todo estaba acabado, tal vez si hubiera una luz de esperanza que le devolviera a Emily las ganas de vivir que había perdido en aquella terraza.

Tal vez y solo tal vez, está historia aún no se encontraba acabada.

Los Juegos del Hambre: Emily #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora