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El mismo sentía que se estaba perdiendo a si mismo, no importaba que, ya no era capaz de reconocerse; Tanjiro tan solo tenia un par de meses viviendo con él, quien no solo había perdido contacto con su familia o con cualquier otro humano, cedió a ...

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El mismo sentía que se estaba perdiendo a si mismo, no importaba que, ya no era capaz de reconocerse; Tanjiro tan solo tenia un par de meses viviendo con él, quien no solo había perdido contacto con su familia o con cualquier otro humano, cedió a su estilo de vida adaptándose a sus horarios, comida, e incluso las extrañas costumbres que él tenía, y aun que al peliburdeos parecía no afectarle, era él quien resentía su compañía y por momentos no lo toleraba.

Porque de algún modo u otro buscaba siempre estar a su lado, le encantaba escucharlo decir su nombre aun si era para calmarlo o mantenerlo al margen, y juraba que desde el primer momento que sus labios rosaron se volvió dependiente de aquella muestra de afecto aunque fingía odiarla.

Se había vuelto más apegado a él de lo que consideraba correcto y, aun así, deseaba permanecer a su lado.

— Inosuke — Llamó en voz baja, mientras acariciaba sus cabellos intentando despertarle, sonrió enternecido cuando lo vio abrir los ojos para casi al momento cerrarlos dejándose rendir ante el sueño nuevamente — Los jabatos ya despertaron, si no nos apresuramos volverán a escapar y no quiero verte molesto con ellos — Esta vez acarició su mejilla para dejarse perder momentáneamente en sus pensamientos, si era honesto con el mismo no imaginó que algún día aquella cercanía con el más salvaje sería posible.

Pero estaba feliz de que hubiera sucedido.

Le tomó casi cuatro años conocer su nombre, pero al fin sentía que Inosuke confiaba en él. Rosó su dedo pulgar esta vez contra sus labios apreciando a detalle su rostro; Quería encontrar alguna diferencia de a cuando lo había conocido, pero no existía una sola, el chico continuaba siendo igual en cuanto a rasgos, estatura y actitud aun que se mostraba más dócil y protector a su lado. Siempre estuvo consciente que era posible que no llevaran el mismo ritmo al crecer, los años no pasaban igual en ambos, pero incluso en ese momento desconocía que tanta sería la diferencia.

— Tanjiro — Intentó llamar su atención al notarlo en silencio tanto tiempo y distraído al ni siquiera notar que llevaba un par de minutos despierto. Con un poco de vergüenza esta vez fue el quien estiró su mano hacia el de cabellos burdeos copeando la caricia que había mudado hasta su rostro, apenándose cuando tuvo como recompensa una sonrisa por lo que se levantó casi al instante del piso, simulando prisa para salir — E-es hora de irnos, si no los jabatos huirán.

— Lo sé, intenté despertarte antes, pero es imposible lograrlo — Se sentó y estiró en su sitio intentando deshacerse del dolor que quedaba siempre después de despertar, no se quejaba mucho a pesar de que dormir en el piso era muy incómodo, no estaba muy seguro de como el de ojos esmeralda podía soportarlo, pero despertar a su lado hacía que todo valiera la pena.

— Es culpa tuya, dormir contigo es cálido — Habló sin pensarlo y siendo honesto, desde que el de ojos rubí dormía con él sentía que descansaba mejor, llevaba mucho tiempo sin sentirse a salvo y tener a Tanjiro a su lado lo hacia sentir de esa manera. En un inicio intentó que durmieran separados principalmente para darle espacio si así lo necesitaba, pero inconscientemente comenzó a buscar más su calor y cercanía hasta llegar a ese punto donde ambos dormían en el mismo rincón de la cueva. Arqueó una ceja cuando lo escuchó quejarse en voz baja y logró descifrar a que se debía cuando lo vio estirarse nuevamente — ¿Por qué no dijiste antes que te lastima dormir sobre las rocas? Conseguiré algo más cómodo para que puedas descansar, lo prometo.

— No es necesario, estoy bien — No deseaba causarle problemas al de puntas azuladas, además hacerle notar que se había adaptado a su estilo de vida y que podía seguir su ritmo era lo más importante para él, así no sentiría que intentaba cambiar algo de lo que era.

— No podemos hacer un nido en la tierra como los jabalíes, pero ¿Qué te parece uno de ramas y hojas secas? — Solo podía pensar desde su perspectiva salvaje y aquello fue lo más cómodo que pudo considerar para ambos, después de todo aun desconocía muchas cosas del mundo humano. Frunció el ceño cuando escuchó una sutil risa abandonar los labios del Kamado pero se relajó al instante cuando este se acercó para abrazarle con fuerza, creyó que era por que la idea le agradaba y estaba agradecido, por eso sintiéndose orgulloso de sí mismo mantuvo una sonrisa — Te gusta la idea, ¿No?, ¡Hoy mismo comenzare a recolectar las ramas y...

— No es necesario, Ino — Estaba enternecido por su repentina actitud junto al hecho de que aun si en ese momento su apariencia era de ser menor, continuaba tomando la iniciativa entre ambos. Buscando la manera de transmitirle lo que sentía en ese momento sujetó con ambas manos su rostro, se inclinó un poco hacia él para rosar sus labios y después besarle por tan solo un par de segundos — Mientras pueda estar contigo y sentirte a mi lado todo está bien. No necesitas cambiar nada de tu mundo por mí, solo déjame pertenecer a él.

Efímero ⸢TanIno⸥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora