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Si cada invierno que pasaba en la aldea lo había considerado difícil con el calor de una flama en una improvisada chimenea junto a su familia, con comida caliente y ropa que pudiera abrigarlo, ahora, en aquel rincón de la fría cueva, con ropa apen...

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Si cada invierno que pasaba en la aldea lo había considerado difícil con el calor de una flama en una improvisada chimenea junto a su familia, con comida caliente y ropa que pudiera abrigarlo, ahora, en aquel rincón de la fría cueva, con ropa apenas adecuada para el clima, sin fuego ni comida, y peor aún, con la ausencia de Inosuke, le hacían ver cuánto se podía complicar la vida.

Recargó su espalda contra la pared de roca mientras sentado abrazó el resto de su cuerpo por las rodillas contra él. No entendía como el chico jabalí había pasado tanto tiempo de aquel modo y resistirlo. Menos pasando tanto tiempo solo y ahora entendía por que se rehusaba a perderlo más allá del cariño mutuo que se sentían; No importaba cuantos seres existieran en su mundo, ninguno era capaz de acompañarlo en las peores épocas.

Ya lo consideraba alguien fuerte, pues nadie en su sano juicio habría salido así, a plena nevada solo para asegurarse que los jabalíes estuvieran a salvo de las tormentas de nieve; pero sabía que era la razón de su existencia, y aun que quiso acompañarlo para asegurarse que todo estaría bien, el de puntas azuladas se despidió con una sonrisa en muestra de su confianza y se marchó.

De verdad intentaba verlo como algo positivo, a pesar de todos los obstáculos que llevaban meses enfrentando, el hostigamiento que continuaban recibiendo de otros seres, que si bien, habían disminuido gracias a los guardianes de aquel bosque quienes se habían encargado de aislar a Inosuke y prohibir a otros casi el acercarse a él al saber de la pelea, los desvariantes climas y la poca comida.

A pesar de todo, Inosuke continuaba mostrándole un genuino interés y cariño cada que estaban juntos. Y solo eso valía la pena para él.

Perdió la noción y no supo en que momento se quedó dormido con una sonrisa a pesar de aquella incómoda posición, reaccionando solo hasta sentir el gélido de unos brazos rodeando su cuerpo por lo que abrió los ojos para encontrarse con unos esmeralda sonriéndole y apegándole a él con más fuerza, intentando transmitirle y llenarse más del calor del otro.

— Pasaste mucho tiempo fuera, estás helado — Su suave voz no le permitía si quiera llegar a un tono de regaño, por ello permaneció tranquilo, solo apartándole un poco para liberar sus brazos y poder corresponder a su cercanía abrazándole también contra él — ¿Ellos están bien?

— Eso no es nada, puedo soportar dias enteros vigilándoles con este clima, pero en este momento quiero asegurarme de que tú también estés bien — Debido a su posición pudo acurrucarse y ocultar su rostro contra el cuello de Tanjiro, si bien quería aparentar que todo estaba bien, sabía que mentirle al peliburdeos era imposible, por ello solo se dejó derrumbar a su lado de esa manera — Ellos están bien, pude conseguirles comida y he traído un poco para ti también.

— No deberías esforzarte tanto, es invierno y...— Evitó continuar con el regaño al sentirlo acurrucarse con mayor fuerza contra su cuerpo, exhaló resignado antes de comenzar a acariciar su espalda y besar su frente para tranquilizarlo — Yo también debería de estar ayudando, mañana quisiera acompañarte.

— Sabes que no puedo arriesgarte de ese modo — Murmuró sintiendo por primera vez la pesadez de su entorno; Quizás tener a Tanjiro cargando con el peso de sus actos le estaba comenzando a afectar. Él lo sabía, desde el principio estuvo consiente que en aquel mundo dividido no había oportunidad para ambos ni siquiera manteniéndose como amigos, sin embargo, por primera vez se atrevía a ponerse en riesgo con tal de demostrar que todo podía ir bien para ambos.

Porque aun soñaba con que todo volviese a ser como antes: La primavera golpeando sus sentidos, adornándolos con los bellos paisajes que le gustaba presentar al de cabellos burdeos solo para impresionarlo. Ciertamente cualquier estación era cálida para él mientras Tanjiro permanecía a su lado y eso hacia que todo fuese perfecto

Pero ahora...

Ambos parecían resentir más allá del frio del invierno, y aun que se sujetaban con fuerza hasta el punto de sentir sus respiraciones cerca y el tiriteo ajeno de sus cuerpos, poco les ayudaba a sentir aquella presencia acogedora a la que se habían acostumbrado.

Efímero ⸢TanIno⸥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora