Ella es una mujer pobre con una hermana que cuidar y el es un soltero rico con una fábrica de dulces. Necesita un heredero así que va a probar a unos niños. Entre ellos la hermana menor de la hermosa y humilde rubia.
Ambos se conocerán y se darán c...
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—— Y eso fue lo qué pasó... — se deshagó la pequeña con su mejor amigo quien la oía sentado en la escalera — No entiendo porque Megan me odia tanto, yo solo quería ser su amiga.
—— ...
—— ¿Y a ti que te pasó? Dijiste que también te pasó algo esa noche. — se sentó a su lado —
—— Mi papá... Dijo que era alérgico a los dulces y los tiro todos al fuego
—— Tu papá me da miedo...¿como el sabe si eres alérgico si nunca en tu vida haz comido dulces?
—— Dijo que no deberíamos arriesgarnos. — su amiga se cruzó de brazos —
—— Aún así deberías probarlos, son la cosa más deliciosa en este mundo.
—— ¿En serio? —— ¡Si! —— ¿Cual es tu dulce preferido? —— El chocolate, creo que podría morir en un mundo sin chocolate, me encanta.
—— Si que te gusta —— Me encanta, ese anciano debió quitarme los otros dulces...no entiendo porque se llevó el chocolate también.
—— ¿Así que lloras por el chocolate no porque te quitaron todo?
—— Nada... —— Claro que si, no paras de acomodar tu mano en el bolsillo como si tuvieras algo. ¿No soy tu amiga? Dime que ocultas
—— Está bien, Está bien... — de su bolsillo sacó un chocolate, la pequeña ahogo un grito y llevó sus manos a su boca sorprendida —
—— ¿Eso es lo que creo que es? ¿Tú? ¿Con un chocolate en las manos? No lo puedo creer.
—— Baja la voz...estaba limpiando la chimenea y encontré esto...aún no me e atrevido a probarlo... — su amiga le tomó una mano poniéndolo un poco más nervioso de lo habitual —
—— Hace daño lo mucho pero también hace daño lo poco...puedes comerte uno, además solo será una prueba, te apoyo. — le levantó el pulgar apoyándolo con una sonrisa que lo convenció —
Difícilmente lo llevó a su boca y lo probó, se paralizó al probarlo por primera vez y le encantó. Ella sonrió al ver su reacción
—— ¿Ves? No está nada mal, Willy. — le dió palmadas en la espalda sonriendo — ¿Y bien? ¿Te gustó?
—— Si, hasta quiero más- —— No, no, como te dije, mucho hace daño. Ya lo probaste, ahora hay que revisar si eres alérgico. — hubo un minuto de silencio — en hora buena, no lo eres. — dijo sonriendo —
—— Lo sabía...Janeth...
—— ¿Si? —— Eres muy bonita.... —— Ay, que tonto eres — le sonrió golpeándole el hombro — Vamos, te llevaré a probar las gomitas. — se aferró a su mano y la siguió —
