Capítulo 007: "Bienvenidos a la fabrica"

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Todos los que habían encontrado esos boletos estaban delante de la fábrica

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Todos los que habían encontrado esos boletos estaban delante de la fábrica. Delante de todos esperando que las puertas se abrieran llenos de ansiedad, los que estaban tras ellos no paraban de hablar entre ellos y no paraban de mirarse entre sí. Janeth le sonrió a su hermana y se puso a su altura.

—— ¿Estás emocionada? — le arreglaba la ropa —

—— Mucho. — susurró— Creo que estoy apunto de quedarme congelada aquí, pero vale la pena. — la mayor le sonrió y le acomodó la bufanda —

—— Pero ya sabes qué hay reglas. Veamos, dime cuáles son las reglas.

—— Mmm...Siempre estar a tu lado, no correr ni romper nada, no hablar mientras los adultos hablan, ser respetuosa, ser amable, divertirme, pero con cuidado, obedecerte a ti y al abuelo José.

—— ¿Y si el señor Wonka te dice que no toques algo?

—— No lo tocaré.

—— Eso, pero aún hay más.
su hermana rodó los ojos —

—— Hay muchas más porque eres muy sobre protectora aunque no pasará nada malo. Saldremos todos de aquí como si nada y uno de nosotros con un premio. — ambas hermanas miraron a los demás —

Todos se miraban mal entre ellos y con algunas sonrisas fingidas. Miraron a él jefe de su hermana y su hija.

—— Diles que abran la puerta ahora. — su padre miró su muñeca y vió su reloj —

—— Son las 9:59, Cariño. — le sonrió —

—— ¡Pues apresura el tiempo! — le ordenó a su padre, haciendo que la pequeña hermana de Janeth la mirara de inmediato—

—— Veruca no a cambiado. Sigue siendo una- — su hermana le cubrió la boca —

—— Olvidaste la regla de no decir lo que piensas en voz alta. — le sonrió con nerviosismo—

—— ¿Crees que el señor Wonka te reconozca? — le preguntó Charlie a su abuelo —

—— No lo sé, han pasado años. — "Si el señor Wonka no lo reconoce a él, es obvio que a mi menos" pensó Janeth al oír la conversación de ambos —

Sus pensamientos fueron interrumpidos por su hermana

—— Todos se odian.

—— Mary, nada de decir lo que piensas en voz alta, sin importar que. — le repitió la mayor —

—— Okey... ¿pero ese Niño no parará de comer? Y esa otra niña mastica el chicle con la boca abierta, parece una cabra-

—— ¡Mary! — su hermana la regañó —

Dulce amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora