Capítulo XI: El largo camino hacia la batalla (Parte II)

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Hola a todos, acá está el segundo capítulo El largo camino hacia la batalla. Gracias a todos los que me preguntaron cómo me fue en los exámenes, lamentablemente aún espero los resultados, pero no creo que me haya ido bien. Hubo muchos problemas para dar el examen, que no fueron culpa mía ni de mis compañeros, y fue en cierta manera injusto, pero bueno, la vida nunca ha sido justa, así que rezando porque todo haya salido bien jeje.

Los invito a comentar la historia, me gusta leerlos y saber como va, y realmente me ayuda mucho.

Ahora sin más los dejo para que lean jeje.



Daemon cabalgaba por el árido desierto junto a sus hijos y al Khalassar, le dolía ver a Baela tan cansada y a Jace intentando hacerse el fuerte. 

Sabía que estaban cansados, sabía que sus manos estaban lastimadas por las riendas de los caballos, pero también sabía que esa era la única forma en que aprenderían.

Habían cometido un error en el futuro, los habían sobreprotegido y ellos no habían estado preparados para enfrentar el mundo. Ahora, no podían cometer el mismo error.

Daemon detuvo el khalassar y Caraxes se detuvo con ellos, vio a Jace bajar del caballo con dificultad, y él mismo ayudó a Baela a bajar del caballo.

- ¿Estás bien princesa? - preguntó Daemon mirando a su hija que asintió, aunque claramente ella se sentía mal.

Daemon ordenó que se llevaran el caballo de Baela y ella negó.

- Puedo hacerlo padre, tú lo dijiste, debemos afrontar todos los desafíos que la vida nos imponga- dijo Baela y Daemon acarició su rostro.

- Lo dije, pero tampoco dejaré que mueras de cansancio en el desierto- dijo Daemon tomando las manos de su hija y notando que estaba lastimada. 

Ella tenía algunas heridas en sus manos y caminar se le hacía un poco difícil. 

Él se encargó de que Jacaerys y Baela bebieran agua y comieran algo, aunque estaba seguro de que ambos niños terminarían vomitando si seguían comiendo carne seca. 

Eran cosas a las que ellos no estaban acostumbrados, pero intentaban llevarlo lo mejor posible.

- ¿Estás bien? - preguntó Daemon a Jace y él asintió, aunque sus manos estaban lastimadas también.

- Estoy bien, príncipe Daemon- dijo él mirándolo fijamente- ¿Podré ser tú escudero en la batalla? - preguntó Jace y Daemon sonrió.

- Siempre serás mi escudero pequeño príncipe, no podría pedir un mejor escudero- dijo Daemon mirando al chico- Pero la batalla no es tú lugar aún- dijo él y Jace pareció triste.

- Pero soy tú escudero ¿Qué clase de escudero se queda fuera de la batalla?- preguntó Jace sintiéndose avergonzado.

- Pronto podrás ir a la batalla, Jace, pero ahora no es tú tiempo aún- dijo Daemon y Jace quiso rebatir.

- Pero no es justo, quiero estar en la batalla, todos arriesgarán sus vidas, incluso mamá, soy el mayor de mis hermanos, no es justo- dijo Jacaerys casi gritando y luego se dió cuenta de que varios los miraban.

- Jace- dijo Daemon en un tono serio pero suave y Jace asintió.

- Lo siento- dijo Jace saliendo de allí y montando a caballo nuevamente pues era hora de partir.

Baela no quiso decir nada, pues estaba demasiado cansada, y cuando fue a montar su caballo Daemon negó.

Él la cargó y la subió con cuidado sobre su propio caballo para que ella pudiera descansar durante el camino. 

Destinados a Arder JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora