Destinados a Arder Juntos

Capítulo XXVI: Amor incondicional

Hola a todos! Acá un nuevo capítulo y en este tomé inspiración de uno de mis fanfic favoritos de otra saga, y le agregué también mucho de mi cosecha.

Advertencias:

- Capítulo +25

- Altísimo contenido sexual

- Contenido sexual explícito- Muy explícito.

Dadas las advertencias los dejo para leer. Y disfrutar de la lectura jeje.

Besos y abrazos, y no olviden comentar.

Contaban las grandes historias de amor, que lo hermoso del amor incondicional era el impacto que tenía en los amantes, como tenía el poder de hacerlos sentir plenos sin siquiera pensarlo.

Se contaba que cuando se amaba a una persona incondicionalmente, se podía ver con claridad en todos sus aspectos.

Se contaba que dos llamadas destinadas a arder juntas, no podían ser vencidas por nadie.

Rhaenyra sentía que esa reunión no saldría bien. Su esposo se había levantado más temprano de lo habitual y estaba puliendo a Hermana Oscura con devoción, como si la preparara para algo muy especial.

- Mi amor- dijo ella acercándose a él y él la miró hacia arriba desde donde estaba sentado.

- No lo mataré, te hice una promesa- dijo Daemon mirando a su esposa y ella arqueó una ceja.

- Mutilarlo o apuñalarlo contará como una ofensa contra los Velaryon- dijo Rhaenyra y él suspiró.

- Rhaenyra, no dejaré que nadie te ofenda, y él ya te ofendió, ¿Debo quedarme de brazos cruzados mientras un segundo hijo de Driftmark insulta a mis hijos y llama puta a mi esposa?- preguntó él y ella le quitó a Hermana Oscura de las manos.

Él observó con admiración como ella se hacía más fuerte cada día, antes no habría podido levantar esa espada ni siquiera para cambiarla de sitio, ahora, ella la había tomado solo con un poco de dificultad.

Ella dejó la espada a un lado y camino hasta sentarse sobre las piernas de su esposo a horcajadas.

- Lo que él dijo, lo dijo en un futuro que estamos borrando de la existencia- recordó Rhaenyra, aunque sabía que a veces era fácil olvidar que los dioses les habían dado una nueva oportunidad. Era fácil dejarse llevar por la nueva realidad, pero no podían olvidar el futuro, así como tampoco creer que los acontecimientos serían los mismos.

- ¿Pretendes que simplemente lo olvide? Si él hace un solo desprecio a Jace, Luke, Joff, Baela y Rhaena, morirá bajo mi espada y buscaremos otro Consejero Naval- dijo Daemon y Rhaenyra asintió.

- ¿Podemos hacer un trato?- dijo ella jugando con los botones de la camisa de Daemon, desabrochándolos lentamente

- ¿Qué clase de trato me ofrece mi dulce esposa?- dijo él enderezándose, tomándola por las caderas y presionándola contra su miembro que comenzaba a despertar en sus pantalones.

Ella ahogó un jadeo, odiando lo mucho que él la conocía y sabía como hacerla derretirse bajo su toque.

- Puedo ayudarte a relajarte esta mañana, y tú me prometes que tendrás paciencia- dijo ella y él sonrió.

- Bien, prometo que tendré paciencia- dijo él de forma obediente y ella sonrió.

- Te amo, mi amor- susurró ella arrastrando sus dedos por la extensión gruesa y musculosa de su pecho, abriendo su camisa con cada toque suave.